Respuesta de la Conferencia Episcopal de Costa Rica ante denuncia por el pago de impuestos

“Conocerán la verdad y la verdad los hará libres…” (Jn 8, 32)
Comprometidos con la verdad y, con el fin de aportar criterios que sustenten una sana opinión pública, aclaramos al pueblo católico, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, el tema con respecto a la Iglesia y el pago de los impuestos, distorsionado, en días recientes por Telenoticias.
Tanto en el enfoque de los reportajes elaborados por la periodista Mónica Umaña, como en la línea editorial presentada por la codirectora Pilar Cisneros, se presentó a la Iglesia como una “institución multimillonaria”, que goza de grandes ventajas  que le eximen de todo pago de impuestos. Esta afirmación  sugiere, mediante artificios, que la Iglesia es una institución privilegiada, lejana y poco solidaria con los pobres de nuestro pueblo.
Obispos costarricensesEn primer lugar, la Iglesia Católica en Costa Rica, a saber: la Conferencia Episcopal, las Diócesis, las Parroquias, las congregaciones religiosas, entre otros, sí paga, puntualmente, todos los impuestos de Ley, por ejemplo, al comprar un vehículo o materiales para la construcción u otros bienes de cualquier índole.
Igualmente, se pagan los tributos de Ley en el traspaso de bienes inmuebles y servicios municipales. Como consta en nuestra legislación, a la Iglesia Católica en Costa Rica sólo se le aplican dos exenciones principales, a saber: El pago de la renta, para todo aquel rédito que se dirija al culto o al bien social y el pago del impuesto de bienes inmuebles pues, como sabemos, estos son bienes cultuales. (Iglesias, oratorios, capillas, conventos, centros de pastoral, guarderías, comedores. Igualmente, algunos de estos bienes  son centros educativos dirigidos a la pastoral de la educación y la cultura).
Ante la ley, en el tema de bienes no gravados, la Iglesia se encuentra en iguales condiciones que otras instancias como: organizaciones religiosas, las sedes diplomáticas, los organismos internacionales, la Cruz Roja,  los bomberos, los sindicatos, las asociaciones solidaristas y las fundaciones, por citar algunos.
Si la Iglesia en Costa Rica tiene muchas propiedades, como ha dicho este noticiero, eso sólo se explica por el gran fervor de nuestro pueblo, el cual, siempre ha querido tener un templo en su barrio o caserío para celebrar su fe,  y  en donde los fieles puedan ser formados en la catequesis. Para ello, muchos feligreses donaron terrenos o bien se organizaron, comunalmente, para recaudar fondos en turnos, ferias, bingos, rifas y otras actividades de este tipo, con el fin de levantar la infraestructura de uso pastoral.
Evidentemente, la información dada por este noticiero conduce a error y es caldo de cultivo para que algunos “generadores de opinión”, ignorando el fondo, hayan vertido juicios temerarios, sin base ni argumento en otros medios de comunicación.
Ahora bien, con respecto al aporte que el Presupuesto Nacional hace en una partida de 50 millones de colones, y aquellos otros recursos que empresas privadas, amparados a  la Ley 7266, destinan, una sola vez, a la Fundación para la Restauración de la Catedral Metropolitana y otros templos católicos, consta que las partidas presupuestarias son controladas por la administración pública, con la debida fiscalización, aun en sito, de la obra realizada.
Al mismo tiempo, los estados financieros de la Fundación son auditados por firmas reconocidas y se presentan, año con año, las rendiciones de cuentas de Ley a la Contraloría General de la República. Ha sido, gracias a este instrumento, que la Iglesia ha podido mantener y restaurar grandes hitos arquitectónicos como la Catedral Metropolitana, la iglesia de la Merced, la Basílica de los Ángeles y muchos otros templos que son parte de nuestras herencias culturales y declaradas Patrimonio Nacional.
Nuestro pueblo es sumamente inteligente, por lo que no será presa de la dictadura de un medio de comunicación, del secularismo ni de otras instancias hostiles a la Iglesia Católica. Produce dolor que, a todas luces, estas informaciones y artículos no tengan como punto de partida la búsqueda  de  la verdad, sino que fomenten la inquina en contra de la Iglesia.
De frente a este despropósito, como Iglesia seguimos comprometidos en la labor de construir, también, un país mejor desde la educación, la multiforme e innegable labor asistencial y de promoción humana realizada en todas nuestras parroquias a favor de los más pobres. Incluso,  este  tiempo de Cuaresma, nos sirve para reafirmar  nuestra solidaridad, constatable en acciones concretas, con las familias más humildes, a través de las becas estudiantiles, los comedores parroquiales, la atención de enfermos de VIH- SIDA, a otros enfermos, ancianos  y niños expulsados de sus hogares por diferentes razones y difundiendo el mensaje cristiano, en el más genuino ejercicio de la libertad religiosa de los católicos, derecho humano internacionalmente reconocido.
Con la esperanza de que estas aclaraciones, ayuden a que la Verdad resplandezca en nuestro pueblo, reiteramos nuestra confianza en los hechos que atestiguan el bien que  los hijos e hijas de la Iglesia realizan, todos los días, por la sociedad costarricense.
Por Conferencia Episcopal de Costa Rica,
Oscar Fernández Guillén
Obispo de Puntarenas
Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica