EVANGELIO DE HOY Jueves 09 de Mayo de 2013

- Santoral

  • · Primera Lectura: Hechos 17, 15.22-18,1


"Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo"

En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: "Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos." Al oír "resurrección de muerto s", unos lo tomaban a broma, otros dijeron: "De esto te oiremos hablar en otra ocasión." Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.


· Salmo Responsorial: 148
"Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria."
Alabad al Señor en el cielo, / alabad al Señor en lo alto. / Alabadlo, todos sus ángeles; / alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe, / príncipes y jefes del mundo, / los jóvenes y también las doncellas, / los viejos junto con los niños. R.
Alaben el nombre del Señor, / el único nombre sublime. / Su majestad sobre el cielo y la tierra. R.
Él acrece el vigor de su pueblo. / Alabanza de todos sus fieles, / de Israel, su pueblo escogido. R

· Evangelio: Juan 16,12-15
"El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena"
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."

REFLEXION DEL SANTO EVANGELIO: En un mundo pluriforme no es difícil darnos cuenta de que, cada uno de nosotros tenemos parte de la verdad. La única verdad absoluta es Dios. Por ello, otra de las grandes obras que realiza el Espíritu en nosotros es "el guiarnos a la verdad plena", es decir, guiarnos a Dios. Esta verdad eterna, involucra todas las cosas creadas pues, como dice San Pablo: "En él somos, existimos y nos movemos".
No es por ello raro que en la medida en que dejamos que el Espíritu tome posesión de nosotros, nuestro entendimiento con los demás sea más claro; nuestra posición delante de la vida moral y religiosa se clarifica, pues la Verdad se va haciendo patente a nuestro entendimiento.
Debemos estar atentos, pues nunca seremos poseedores de la verdad completa. Toda nuestra vida será crecer en ella. La humildad y la oración hacen posible que ésta crezca y se manifieste en nosotros como: sabiduría, prudencia, y amor a Dios y a nuestros hermanos.
Pidamos incesantemente: Ven Espíritu Santo y muéstrame la verdad, muéstrame tu Verdad y hazme comprender que cada hombre tiene parte de esta verdad, de tu Verdad.

REFLEXION DE LA PRIMERA LECTURA: Los atenienses, al igual que quizás la mayoría de los hombres, eran personas muy religiosas, las cuales creían fervientemente en Dios.
Hoy en día muchos hombres van perdiendo su interés por Dios, por las cosas divinas y trascendentes. El materialismo que vivimos está llevando al hombre a una inmanencia tal en la que se pierde de vista lo sobrenatural y, con ello Dios y nuestro destino final.
Por otro lado, nos encontramos, incluso dentro de nuestra misma Iglesia, hermanos que aun creyendo en Dios, viven con una imagen equivocada de Él. Pablo en el Aerópago, les anuncia la auténtica visión de Dios, del Dios amoroso que en su misericordia resucitó a su Hijo y lo constituyó Señor, para que todos los que crean en Él tengan vida y la tengan en abundancia.
No dejes que el materialismo te haga perder el sentido de lo espiritual; y si conoces a alguien que no tiene una idea clara del Dios Amor, háblale de su misericordia y de con cuánto amor lo está buscando.
Señor, no permitas que mi hambre de poseer y tener me descontrole y me haga perder de vista lo que es verdaderamente importante, es decir, tú, mi familia, lo que género en este mundo. Que todos mis bienes estén orientados a servirte y a dar a mis hermanos, pues sé que tú mismo bendices eso y me darás en abundancia.
Agradeciendo tu providencia, te consagro cada cosa que poseo para que la uses como mejor te convenga para la extensión del Reino de los cielos.
Como signo de entrega y confianza absoluta en la Providencia de Dios, en este día me despojaré de algo que tenga y use, y se lo daré a alguien que lo necesite.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.