Reflexión del Papa Francisco

La Iglesia debe tener coraje y no debe ser de cristianos tibios.


VATICANO, (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco señaló que la Iglesia (todos los que la conformamos), debe tener coraje, el coraje de la oración para poder anunciar el Evangelio; y no debe ser de cristianos tibios ya que esto "hace tanto mal".

El Santo Padre dijo que "cuando la Iglesia pierde el coraje, entra en la Iglesia la atmósfera de la tibieza. Los tibios, los cristianos tibios, sin coraje… eso hace tanto mal a la Iglesia, porque el temor te lleva adentro y comienzan los problemas entre nosotros: no tenemos horizonte, no tenemos coraje, ni el coraje de la oración hacia el cielo ni el coraje de anunciar el Evangelio. Somos tibios".

"Y debemos tener el coraje de meternos con nuestras pequeñas cosas, con nuestros celos, nuestras envidias, con el arribismo, con el avanzar egoístamente… En todas estas cosas porque esto no hace bien a la Iglesia: ¡La Iglesia debe ser corajuda! ¡Todos nosotros debemos ser corajudos en la oración, confiando en Jesús!" El Papa dijo que todos los cristianos, los que han recibido la fe "debemos transmitirla, debemos proclamarla con nuestra vida, con nuestra palabra" para que más personas conozcan la "fe en Jesús Resucitado, en Jesús que ha perdonado los pecados con su muerte y nos ha reconciliado con el Padre".

"Y transmitir esto nos pide a nosotros ser corajudos: el coraje de transmitir la fe. Un coraje, algunas veces, simple. Recuerdo –discúlpenme– una historia personal: de niño mi abuela cada Viernes Santo nos llevaba a la procesión de las velas y al final de la procesión llegaba el Cristo yacente y la abuela nos hacía arrodillar y nos decía a los niños: ‘Vean que está muerto, ¡pero mañana estará resucitado! La fe entra así: la fe en Cristo muerto y resucitado. En la historia de la Iglesia han sido tantos que han querido esfumar esta certeza fuerte y hablan de una resurrección espiritual. ¡No, Cristo está vivo! "Cristo está vivo y está vivo entre nosotros", dijo luego el Papa que reiteró su exhortación a tener el c oraje de anunciar su Resurrección, la Buena Noticia. "Jesús –por decirlo un poco fuertemente– nos desafía en la oración y nos dice así. ‘Cualquier cosa que pidan en mi nombre lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo’. Si me piden cualquier cosa en mi nombre, yo la haré… ¡Qué fuerte es esto! (…) ¿Tenemos este coraje en la oración?"