EVANGELIO DE HOY Jueves 05 de Setiembre de 2013

Santoral

· Primera Lectura: Colosenses 1,9-14
"Nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido"
Hermanos: Desde que nos enteramos de vuestra conducta, no dejamos de rezar a Dios por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia espiritual. De esta manera, vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificaréis en toda clase de obras buenas y aumentará vuestro conocimiento de Dios. El poder de su gloria os dará fuerza para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias al Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

· Salmo Responsorial: 97
"El Señor da a conocer su victoria."
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de su misericordia y de su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.
Tocad la cítara para el Señor, / suenen los instrumentos: / con clarines y al son de trompetas, / aclamad al Rey y Seños. R.

· Evangelio: Lucas 5,1-11
"Dejándolo todo, lo siguieron"
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar." Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes." Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarle s una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador." Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron."

Reflexión
Hoy se tiene la tentación de pensar que la Palabra de Dios, lo que leemos en el Evangelio, o en general, en la Sagrada Escritura, tiene el mismo valor que la que está escrita en cualquier otro libro. 

Hoy, Pedro, un experimentado pescador, se pone a escuchar lo que para un hombre de su experiencia resultaría una ilógica petición, la cual proviene de un carpintero. Sin embargo, la Escritura nos dice que antes de invitar a Pedro a pescar, Jesús había predicado a los que se reunieron en torno a la barca. 

Seguramente que lo que escuchó Pedro de labios de Jesús, lo animó a intentar una acción fuera de toda lógica dentro de su oficio. El resultado: Una gran pesca. Pedro, entonces, a pesar de ser un hombre experimentado reconoce que la Palabra de Jesús no es como la de cualquier hombre. Y a pesar de ser un experto en la materia se deja conducir por la palabra del Maestro. 

Debemos, pues, por un lado, escuchar más seguido y con mucha atención la Palabra de Jesús que tenemos en los evangelios y, por otro lado, reconocer que esa palabra no es la de cualquier hombre, no es simplemente la palabra del Carpintero de Nazaret, sino que es la palabra de Dios, la cual tiene poder. 

Date tiempo para leer la Sagrada Escritura y aprende a dejarte conducir por ella.

Hoy voy a leer y meditar el capítulo 9 del libro de Sabiduría. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.