El cristiano debe ser cordero pero no tonto y astuto pero no lobo

VATICANO, 14 Feb. 14 / 01:25 pm (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía de laMisa de hoy en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reflexionó sobre la identidad de todo cristiano y dijo que quien sigue al Señor no puede detenerse, pues si se detiene es porque está enfermo, y debe además ser siempre cordero pero no tonto, usando la astucia cristiana sin convertirse en un lobo entre los lobos del mundo.

Recordando a los santos Cirilo y Metodio a quienes la Iglesia celebra hoy junto a San Valentín, según señala Radio Vaticano, el Santo Padre dijo que el cristiano es “enviado”. El Señor envía a sus discípulos, les pide ir adelante. “Y esto –observó el Papa– significa que el cristiano es un discípulo del Señor que camina, que va siempre adelante”.

“No se puede pensar en un cristiano inmóvil: un cristiano que se detiene está enfermo, sufre alguna enfermedad en su identidad cristiana, tiene alguna enfermedad en aquella identidad. El cristiano es discípulo para caminar, para avanzar. Al final lo hemos escuchado en el Salmo, la despedida del Señor: ‘Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio’. Vayan. Caminen. Esto: una primera actitud de la identidad cristiana es caminar, y caminar también si hay dificultades, ir más allá de las dificultades”.

Esto, agregó el Pontífice, es lo que sucedió con Pablo en Antioquia de Pisidia, “donde había dificultades con la comunidad judía”. Jesús, recordó el Obispo de Roma, “exhorta a ir a los cruces de los caminos” y a invitar a “todos, buenos y malos”. Así dice el Evangelio, reiteró: “¡También a los malos! Todos”. El cristiano, por lo tanto, “camina” y “si hay dificultades, va más allá, para anunciar que el Reino de Dios está cerca”.

Un segundo aspecto de la identidad del cristiano, continuó, “es que el cristiano debe permanecer siempre cordero”. El cristiano, repitió, “es un cordero, y debe conservar esta identidad”. El Señor nos envía “como corderos en medio de los lobos”. Pero, se preguntó el Papa, alguien podría proponer usar la “fuerza contra ellos”. Pensemos en David, y de esta forma observó, “cuando debía luchar contra el filisteo: querían vestirlo con todas las armaduras de Saúl y no podía moverse”. Así, explicó Francisco, “no era el mismo, no era el humilde, no era el simple David. Al final, él tomó solo la honda y venció la batalla”.

“Como corderos… No volverse lobos… Porque, a veces, la tentación nos hace pensar: ‘Esto es difícil, estos lobos son astutos y yo seré más astuto que ellos, ¿eh?’. Cordero. No tonto, sino cordero. Cordero. Con la astucia cristiana, pero cordero siempre. Porque si tú eres cordero, Él te defiende. Pero si tú te sientes fuerte como el lobo, Él no te defiende, te deja solo, y los lobos te comerán inmediatamente. Como cordero”.

El tercer aspecto de esta identidad, dijo, es el “estilo del cristiano” que es “la alegría”. Los cristianos, afirmó, “son personas que exultan porque conocen al Señor y llevan consigo al Señor”. Y advirtió que “no se puede caminar como cristiano sin alegría, no se puede caminar como cordero sin gozo”.

También “en los problemas, también en las dificultades, también en los propios errores y pecados –insistió– está la alegría de Jesús que perdona y ayuda siempre”. El Evangelio entonces “debe ir adelante, llevado por estos corderos enviados por el Señor que camina, con alegría”.

“Aquellos cristianos que tienen un tiempo de adagio-lamentoso, que viven siempre así, quejándose de todo, tristes, no le hacen un favor ni al Señor ni a la Iglesia… Éste no es el estilo del discípulo. San Agustín dice a los cristianos: ‘¡Anda, va adelante, canta y camina!’. Con alegría: y ese es el estilo del cristiano. Anunciar el Evangelio con alegría. Y el Señor lo hace todo”.

En cambio, concluyó el Santo Padre, “la excesiva tristeza, esta excesiva tristeza, también la amargura nos lleva a vivir un, por así decirlo, cristianismo sin Cristo: la Cruz vacía a los cristianos que están ante el Sepulcro llorando, como la Magdalena, pero sin la alegría de haber encontrado al Resucitado”.