Evangelio del Día - Lunes 14 de julio de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario (verde)

Santoral



Primera Lectura: Isaías 1, 10-17
"Lavaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones"

Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: "¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Por qué entráis a visitarme? ¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios? 

No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable. Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto. Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé. 

Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda."

Salmo Responsorial: 49
"Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios."
  • "No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa, ni un cabrito de tus rebaños."
  • "¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?"
  • "Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara. El que me ofrece acción de gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios."

Evangelio: Mateo 10, 34-11, 1
"No he venido a sembrar paz, sino espadas"

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. 

El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. 

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro". Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades."

Reflexión
Fidelidad total a Jesús

En este pasaje, Jesús afirma la superioridad del Reino sobre cualquier otro valor en el mundo, incluyendo los más valiosos, como puede ser la misma familia. Debemos notar que el término que utiliza Jesús es un término de relatividad, es decir: "más que". Por ello, cuando cualquier valor se opone al Reino, aquél debe ser tenido por menos. 

Y es que la realidad y los valores del mundo, como lo ha hecho ver Jesús, muchas veces son diversos e incluso contrarios, a los del Reino, lo que crea un antagonismo de parte del mundo contra el cristiano. La misma familia no está exenta de esta realidad. Es la invitación clara de Jesús de llevar nuestra vida cristiana hasta las últimas consecuencias. 

Esto no es fácil, por ello dice: "el que no toma su cruz y me sigue" pues, si es difícil ser rechazado por el mundo, lo es mucho más serlo por la propia familia. No se trata de rechazar ni al mundo ni a la familia ni a los amigos, se trata de amar, por sobre todas las cosas, a Jesús y la vida evangélica, y de hacer una opción radical que nos lleve a transparentar a Jesús. Es una opción de fidelidad TOTAL. 

Acción

Jesús, ayúdame a vivir de una manera íntegra, conforme a tus mandamientos y a tu ley; que sea solidario con el necesitado y compasivo con el hermano que sufre. Que sea tu gracia la que me edifique, Dios mío.

Hoy haré algo por alguien necesitado, un pobre, una viuda o un huérfano. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa