Evangelio del Día - Miércoles 16 de julio de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario (blanco)

Santoral


(Fotografía: Capilla Anexa Basílica del Monte Carmelo, Israel)


Primera Lectura: Isaías 10, 5-7. 13-16
"¿Se envanece el hacha contra quien la blanda?"

"¡Ay Asar, vara de mi ira, bastón de mi furor! Contra una nación impía lo envié, lo mandé contra el pueblo de mi cólera, para entrarle a saco y despojarlo, para hollarlo como barro de las calles. Pero él no pensaba así, no eran éstos los planes de su corazón; su propósito era aniquilar, exterminar naciones numerosas. Él decía: "Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente. 

Cambié las fronteras de las naciones, saqueé sus tesoros y derribé como un héroe a sus jefes. Mi mano cogió, como un nido, las riquezas de los pueblos; como quien recoge huevos abandonados, cogí toda su tierra, y no hubo quien batiese las alas, quien abriese el pico para piar." ¿Se envanece el hacha contra quien la blanda? ¿Se gloría la sierra contra quien la maneja? 

Como si el bastón manejase a quien lo levanta, como si la vara alzase a quien no es leño. Por eso, el Señor de los ejércitos meterá enfermedad en su gordura y debajo del hígado le encenderá una fiebre, como incendio de fuego.

Salmo Responsorial: 93
"El Señor no rechaza a su pueblo."
  • Trituran, Señor, a tu pueblo, oprimen a tu heredad; asesinan a viudas y forasteros, degüellan a los huérfanos.
  • Y comentan: "Dios no lo ve, el Dios de Jacob no se entera." Enteraos, los más necios del pueblo, ignorantes, ¿cuándo discurriréis?
  • El que plantó el oído ¿no va a oír?; el que formó el ojo ¿no va a ver?; el que educa a los pueblos ¿no va a castigar?; el que instruye al hombre ¿no va a saber?
  • Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad: el justo obtendrá su derecho, y un porvenir los rectos de corazón.

Evangelio: Mateo 11, 25-27
"Has escondido estas cosas a los sabios, y se las has revelado a la gente sencilla"

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."

Reflexión
«Las has revelado a los pequeños»

El Señor nos enseña que la persona no puede llegar a conocer a Dios a no ser que el mismo Dios se lo manifieste; dicho de otra manera: no podemos conocer a Dios sin su ayuda. Pero el Padre quiere ser conocido: le conocerán aquellos a quienes el Hijo se lo revelará.... La palabra «revelará» no se refiere sólo al futuro, como si el Verbo no hubiera comenzado a revelar al Padre si no después de nacer de María, sino que se refiere a la totalidad del tiempo. 

Desde el principio, el Hijo, presente en la creación que él mismo ha modelado, revela el Padre a todos los que el Padre quiere, cuando quiere y como lo quiere. En todas las cosas y a través de todas las cosas, no existe más que un solo Dios Padre, un solo Verbo, un solo Espíritu y una sola salvación para todos los que creen en él.

En efecto, nadie puede conocer al Padre sin el Verbo de Dios, es decir, si el Hijo no se lo revela, ni conocer al Hijo sin el «beneplácito» del Padre... Jesús dijo a sus apóstoles: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Desde ahora lo conocéis y lo habéis visto." (Jn 14,6-7)

San Ireneo de Lyon (c.130-c.208), obispo, teólogo y mártir 
Contra las herejías, IV, 6, 4.7.3

Acción

Sé bien por tu Palabra Señor, que ninguna corrección es agradable en el momento y que siempre produce molestia, sin embargo, hoy te doy las gracias Señor, por todas las ocasiones en que has hecho uso, hasta de la más inusitada situación, para disciplinarme, formarme y guiarme hasta tu luz y tu verdad. Gracias, porque sé que no me entregarás a la muerte ni permitirás que experimente la corrupción.

Hoy pondré mucha más atención a la corrección y la reprensión de mis allegados y los tomaré como instrumentos de Dios para guiarme a una vida mucho más plena. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Evangelio del Día