Evangelio del Día - Jueves 25 de setiembre de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color del día: Verde


Santoral


Primera Lectura: Eclesiastés 1, 2-11
"Nada hay nuevo bajo el sol"

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. 

Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar. Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol. 

Si de algo se dice: "Mira, esto es nuevo", ya sucedió; en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.

Salmo Responsorial: 89
"Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación."
  • Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: "Retornad, hijos de Adán." Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna.
  • Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.
  • Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.
  • Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Evangelio: Lucas 9, 7-9
"A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?"

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo."

Reflexión
También como Herodes, queremos ver a Jesús

El amor no consiente no ver al que ama. ¿No es cierto que todos los santos han tenido por cosa insignificante, sea lo que fuere que consiguieran, si no podían ver a Dios? [...] Por eso Moisés se atreve a decir: “Si he hallado gracia ante ti, muéstrame tu rostro” (Ex 33,13). Y el salmista: “Muéstrame tu rostro” (Sal 79,4). ¿No es por esta misma razón que los paganos se hacen ídolos? En el seno mismo del error, con sus propios ojos ven al que adoran.

Dios conocía el tormento que sufren los mortales por el deseo de verle. Lo que él ha escogido para mostrarse era grande en la tierra y no es menor en el cielo. Porque eso que, sobre la tierra, Dios ha hecho semejante a él, no podía quedar sin ser honorado en el cielo: “Hagamos, dice, al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn 1,26) […] Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado al venir a los hombres por medio un hombre: Se ha hecho carne entre nosotros para ser visto por nosotros.

San Pedro Crisólogo (c.406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia 
Sermón 147; PL 52, 594-596

¿Cuál es la imagen que tenemos de Jesús? En la Sagrada Escritura nos encontramos con diferentes respuestas a esta interrogante, y es muy importante el llegar a una definición personal sobre quién es y qué representa Jesús en mi vida. 

La respuesta de esta cuestión es la que define nuestro compromiso y adhesión a la fe. El evangelio nos dice que Herodes estaba desconcertado y se preguntaba quién era aquel hombre. Con toda honestidad, ¿quién es y qué representa Jesús en tu vida? 

Acción

Señor, yo sé que mi vida sólo tiene sentido en ti, pues todo este camino en la tierra es simplemente vano. Te pido tu gracia para que mi paso por la tierra deje una huella que lleve hacia ti.

Hoy revisaré qué cosas de mi día son verdaderamente vanas y sin sentido y las cambiaré por cosas de verdadero valor. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelio del Día
Evangelización Activa