Evangelio del Día - Jueves 13 de noviembre de 2014

Tiempo litúrgico: Ordinario
Color del día: Verde

Santoral


Primera Lectura: Filemón 7-20
"Recíbelo, no como esclavo, sino como hermano querido"

Querido hermano: Me alegró y animó mucho tu caridad, hermano, porque tú has aliviado los sufrimientos de los santos. Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para mandarte lo que conviene hacer, prefiero rogártelo apelando a tu caridad, yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús.

Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora, en cambio, es tan útil para ti y para mí; te lo envío como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. 

Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta; yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu propia persona. Por Dios, hermano, a ver si me das esta satisfacción en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.

Salmo Responsorial: 145
"Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob."
  • Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.
  • El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos.
  • Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

Evangelio: Lucas 17, 20-25
"El Reino de Dios está dentro de vosotros"

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros". 

Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación."

Reflexión
El Reino de Dios entre nosotros y dentro de nosotros

Según nuestro juicio, sería una impureza apartarnos, ni que fuera por un momento, de la contemplación de Cristo. Cuando nuestra atención se ha desviado en algo de este divino objeto, volvamos a él los ojos de nuestro corazón y conduzcamos la dirección de nuestra mirada interior hacia él. Todo yace en le santuario profundo del alma. Cuando el diablo ha sido expulsado de allí y los vicios ya no tienen poder en ella, se establece en nosotros el Reino de Dios. Pero, el “Reino de Dios”, dice el evangelista, no viene de manera ostentosa que se pueda percibir con los ojos... En verdad, el Reino de Dios está dentro de vosotros. (cf Lc 17,20-21)

En nosotros no pueden habitar a la vez el conocimiento y la ignorancia de la verdad, el amor al vicio y a la virtud. Por lo tanto, somos nosotros quienes damos el poder sobre nuestra corazón o al demonio o a Cristo.

El apóstol, a su vez, describe así la naturaleza de este Reino: “Porque el reino de Dios no consiste en lo que se come o en lo que se bebe; consiste en la fuerza salvadora, en la paz y la alegría que proceden del Espíritu Santo.” (Rm 14,17) Si, pues, el Reino de Dios está dentro de nosotros mismos, y si consiste en la justicia, la paz y la alegría, todos los que viven practicando estas virtudes están, sin duda, en el Reino de Dios... Levantemos la mirada de nuestra alma hacia el Reino que es gozo sin fin.

San Juan Casiano (c. 360-435), fundador de la Abadía de Marsella, Conferencia 1, SC 42

Acción

Señor, enséñame a procurar a mis amigos, a darme tiempo para ellos, a escucharlos, a animarlos e incluso, exhortarlos cuando sea necesario, bendícelos y, gracias por dejarme contar con ellos. Señor Jesús, tú eres mi más grande y fiel amigo, siempre estás cuando te necesito, suples mis necesidades, me animas, me diriges; gracias por esa dulce amistad que inmerecidamente me regalas, por eso te pido que tu Espíritu Santo me llene de tu gracia y me enseñe a ser amigo tuyo, a escucharte, atender tus deseos, esforzarme y dar lo mejor de mí para complacerte.

Hoy llamaré a algunos de mis amigos, especialmente a aquellos que estén en alguna dificultad y veré si puedo ayudar de algún modo. Además buscaré la manera de tener un detalle de amistad para con Dios. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelio del Día
Evangelización Activa