Evangelio del Día - Miércoles 12 de noviembre de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color del día: Rojo

Santoral



Primera Lectura: Tito 3, 1-7
"Íbamos fuera de camino, pero según su propia misericordia nos ha salvado"

Querido hermano: Recuérdales que se sometan al gobierno y a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda forma de obra buena, sin insultar ni buscar riñas; sean condescendientes y amables con todo el mundo. 

Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. 

Mas cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado: con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

Salmo Responsorial: 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6/
"El Señor es mi pastor, nada me falta"
  • El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
  • Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
  • Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
  • Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Evangelio: Lucas 17, 11-19
"¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?"

En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Y mientras iban de camino, quedaron limpios. 

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."

Reflexión
Aprendamos a decir: "Gracias"

Me parece que una de las cosas que se ha ido perdiendo en nuestros días es el valor de la gratitud. Solo piensa: ¿Cuántas veces al día dices "gracias"? 

Vivimos en un mundo tan mecánico que se nos olvida que detrás de la mayoría de los dones o beneficios que recibimos está alguna persona a la que seguramente le haría mucho bien recibir un "gracias". No importa si lo que la otra persona hizo por ti lo haya hecho por obligación. Agradecer ensancha el corazón y nos introduce a la esfera de Dios que, aun siendo Dios, se hizo hombre y se dio por nosotros. 

No dejemos que nuestras prisas, el mecanicismo, la distracción o la soberbia nos ganen. Aprendamos a decir: "Gracias". Verás que, de la misma manera que ese "gracias" a Jesús le cambió la vida al samaritano, así será, sin lugar a dudas, en nosotros si sabemos agradecer, pues todo en esta vida es "don" que hay que agradecer. 

Acción

Mediante el bautismo me regeneraste, y me renuevas por la acción de tu Espíritu Santo, a quien derramaste abundantemente sobre nosotros, por Cristo, nuestro salvador. Ahora, justificado por su gracia, me has hecho heredero tuyo cuando se realice la esperanza de la vida eterna, gracias por ese regalo de vida eterna.

Hoy pondré mucha atención en la gente que no conoce a Dios y pediré para que el Espíritu Santo ilumine su entendimiento y camino hacia Dios. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelio del Día
Evangelización Activa