Evangelio del Día - Lunes 3 de noviembre de 2014


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color del día: Blanco

Santoral:



Primera lectura: Filipenses 2,1-4. 
"Tengan un mismo amor, un mismo corazón"

Hermanos: Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. 

Salmo responsorial: 30,1.2.3. 
"Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre"
  • Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas.
  • No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí.
  • Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre.

Evangelio: San Lucas 14,12-14. 
"Tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos"

Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".

Reflexión

Con este pasaje de la Escritura, Jesús nos invita a poner nuestros ojos en tantos hermanos nuestros que necesitan de nuestra comprensión y de nuestra amistad, de ser reconocidos como personas y no como objetos. Nuestro mundo nos empuja a la superficialidad. 

Todos los días en los cruceros de las calles nos encontramos con niños, jóvenes e incluso adultos que buscan, más que nuestro dinero -el cual puede ser mal usado-, nuestra amistad y comprensión. Hombres y mujeres que para la generalidad de los ciudadanos, no son otra cosa que "una molestia". Para el cristiano, ellos son los sujetos de nuestro amor, de nuestra compasión. 

No basta sacar una moneda para con ello tranquilizar nuestras conciencias, es necesario, como nos lo dice hoy el Evangelio, hacer algo más. Pensemos, según nuestros dones y carismas, ¿qué podríamos hacer en concreto con nuestros hermanos necesitados?

Acción

Jesús mío, te presento todo lo que tengo y lo que soy, mi manera de pensar, de actuar, mis juicios personales sobre las cosas que ocurren en el día a día, y te pido que intercambies todo eso por los valores que me propones, es decir, llévate lo que he adquirido en el paso de mi vida y deja solo lo que tú mismo pusiste. Además, nútreme con tu Espíritu para ser cada vez más como tú.

Hoy nada haré por rivalidad ni presunción, haré todo por humildad; consideraré a los demás como superiores a mí mismo y no buscaré mi propio interés, sino el de mi prójimo. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangeñlio del Día
Evangelización Activa