Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Martes 14 de abril de 2015


Tiempo Litúrgico: Pascua
Color: Blanco

Santoral


Primera Lectura: Hechos 4,32-37
"Todos pensaban y sentían lo mismo"

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. 

Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.

Salmo Responsorial: 92
"El Señor reina, vestido de majestad."
  • El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder.
  • Así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno.
  • Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término.

Evangelio: Juan 3,5a.7b-15
"Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre"

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. 

Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."

Reflexión
Una nueva comunidad

En el Evangelio seguimos escuchando el diálogo de Jesús con Nicodemo en el que se nos habla de ese nuevo nacimiento por el agua y el Espíritu, en el que reconocemos el bautismo. Estos son días para pensar en nuestra condición de cristianos y, desde el agradecimiento, volvernos hacia Dios que nos ha mostrado su misericordia y predilección.

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En el misterio de la Iglesia siempre está la fuerza que la impulsa desde su interior: que es el mismo Espíritu Santo. Jesús, en el evangelio nos habla de que este permanece desconocido. No se puede controlar pero actúa. Ello explica los constantes milagros de caridad que encontramos en tantos cristianos.

Pidamos al Señor no cerrarnos al misterioso influjo de su acción. La Iglesia no podemos reducirla a nuestras concepciones ni pretender entenderla según nuestros esquemas. Constantemente surge en ella algo nuevo. Por ello no dejan de aparecer entre nosotros personas en las que se hace presente la novedad del evangelio. A través de ellas se nos muestra la constante bondad de Dios.

Jesús, hablando con Nicodemo, nos enseña también cómo continuamente nos hemos de dejar enseñar por él. Nuestra mente, al igual que nuestro corazón han de ser constantemente renovados. Así llegamos a ver que el mismo amor suyo que destruyó la muerte con la resurrección, vence, en los cristianos, cada día al pecado.

Gracias, Señor, por haberme incorporado a tu Iglesia.

Escrito por Comentarista 9 el 14 de abril, 2015. Posteado en Comentario a las Lecturas, sitio web Archidiócesis de Madrid

Acción

Señor, inspira mi corazón para que te busque, ayúdame a descubrir que cada paso que dé en mi vida, debe estar sostenido en la oración; que todos mis anhelos, deseos y sentimientos más profundos deben conformarse a tu santa voluntad en los momentos en que me encuentro en tu presencia.

Organizaré mi agenda de tal manera que lo primero y lo último que haga cada día sea estar un momento en oración delante de Dios. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa - Archidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica