Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Lunes 11 de mayo de 2015


Tiempo Litúrgico: Pascua
Color: Blanco

Santoral


Primera Lectura: Hechos 16,11-15
"El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo"

En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. 

Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: "Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa." Y nos obligó a aceptar.

Salmo Responsorial: 149
"El Señor ama a su pueblo."
  • Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sion por su Rey.
  • Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
  • Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas, con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles.

Evangelio: Juan 15,26-16,4a
"El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. 

Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."

Reflexión
«Él dará testimonio de mí. Y también vosotros daréis testimonio»

La misión conjunta del Hijo y del Espíritu: Cuando el Padre envía a su Verbo, envía siempre su Aliento – misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu son distintos pero inseparables. Ciertamente, es Cristo quien aparece como la imagen visible del Dios invisible (Col 1,15), pero es el Espíritu quien le revela. Jesús es el Cristo, es decir, «el ungido» porque el Espíritu es su unción, y todo lo que le sucede a partir de la Encarnación deriva de esta plenitud. 

Finalmente, cuando Cristo es glorificado puede, a su vez, desde el Padre enviar el Espíritu a los que creen en él; les comunica su gloria (Jn 17,22), es decir, el Espíritu Santo que le glorifica (Jn 16,14). La misión conjunta se desarrolla desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será la de unirlos a Cristo y hacerles vivir en Él... 

La misión de Cristo y del Espíritu Santo se lleva a cabo en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia, ya desde ahora a los fieles de Cristo en su comunión con el Padre en el Espíritu Santo; el Espíritu es el que prepara a los hombres, les previene con su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor Resucitado, les recuerda su palabra, y les abre el espíritu a la comprensión de su muerte y resurrección. 

Les hace presente el misterio de Cristo en ellos, eminentemente en la Eucaristía, a fin de reconciliarlos y ponerlos en comunión con Dios y hacer que den «mucho fruto» (Jn 15,5). Así la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu, sino que es su sacramento; a través de todo su ser y en todos sus miembros es enviado para anunciar y dar testimonio, actualizar y difundir el misterio de la comunión de la Santa Trinidad. 

Catecismo de la Iglesia Católica § 689-690; 737

Acción

Espíritu Santo, te pido que me des celo para propagar la Palabra de Dios y me llenes de nuevo para no dejar pasar ninguna oportunidad para anunciar el amor y la misericordia que yo mismo he recibido.

Hoy pondré mucha atención en cada conversación en la que participe y aprovecharé para dejar un mensaje y testimonio de la presencia de Dios en las personas que ahí estén. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa - Evangelio del Día
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica