Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Miércoles 14 de octubre de 2015


Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Verde

Santoral:



Primera Lectura: Romanos 2, 1-11
"Pagará a cada uno según sus obras, primero al judío, pero también al griego"

Tú, el que seas, que te eriges en juez, no tienes disculpa; al dar sentencia contra el otro te condenas tú mismo, porque tú, el juez, te portas igual. Todos admitimos que Dios condena con derecho a los que obran mal, a los que obran de esa manera. Y tú, que juzgas a los que hacen eso, mientras tú haces lo mismo, ¿te figuras que vas a escapar de la sentencia de Dios? ¿O es que desprecias el tesoro de su bondad, tolerancia y paciencia, al no reconocer que esa bondad es para empujarte a la conversión? 

Con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios, pagando a cada uno según sus obras. A los que han perseverado en hacer el bien, porque buscaban contemplar su gloria y superar la muerte, les dará vida eterna; a los porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia, les dará un castigo implacable. 

Pena y angustia tocarán a todo malhechor, primero al judío, pero también al griego; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien, primero al judío, pero también al griego; porque Dios no tiene favoritismos.

Salmo Responsorial: 61
"Tú, Señor, pagas a cada uno según sus obras."
  • Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.
  • Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.
  • Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.

Evangelio: Lucas 11, 42-46
"¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley!"

En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" 

Un maestro de la Ley intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros." Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!."

Reflexión sobre la Primera lectura

Uno de los elementos que valdría la pena subrayar en nuestra reflexión es el hecho de que para Dios no hay "favoritismo". 

Esto porque algunos de nuestros hermanos, por desgracia, no son asiduos a la oración, ni frecuentan la Eucaristía dominical, y se concretan a la vida exterior: bautizar a los hijos, la primera comunión, matrimonio eclesial, pero que creen que por el hecho de ser bautizados ya aseguraron un lugar en el cielo; o, por otro lado, aquellos que, de modo contrario, no pierden una misa, se confiesan, comulgan, pero llevan una vida personal y familiar desordenada y piensan que por el hecho de sus prácticas religiosas van alcanzar el premio eterno.

San Pablo es muy claro en este pasaje: "Dios dará a cada uno lo que merece de acuerdo a sus OBRAS". Recordemos que Jesús mismo nos dijo: "No todo el que me dice Señor, Señor se salvará, sino aquel que hace la voluntad del Padre que está en los cielos".

Es importante ser bautizado y cumplir con todo lo que la santa Iglesia nos invita a vivir en comunión con la comunidad, pero es fundamental que todo esto se vea reflejado en nuestra vida diaria, en una vida marcada por la caridad, la humildad y el respeto.

Busca, pues, que toda tu vida dé testimonio de tu unión con Jesús, de manera que tus buenas obras le den gloria.

Reflexión sobre el Evangelio

La ley tiene como único fin ayudarnos a vivir de acuerdo al amor. Cada uno de los mandamientos expresa el deseo de Dios de que el hombre crezca y madure en el amor. Sin embargo, cuando la ley se convierte en fin, en sí misma, deja de expresar el deseo del legislador y se convierte en un yugo difícil de llevar. 

Peor aún cuando nosotros mismos nos convertimos en los legisladores para hacer una ley a nuestra medida y necesidades, pues esto, lejos de conducirnos a la meta que es Dios, nos aleja de él y nos confina a la oscuridad, a la ignorancia, a la angustia. 

Si tú cumples la ley sólo porque es la ley (por miedo al castigo) eres todavía un esclavo de la ley; pero si tú la cumples porque en ella descubres un camino para crecer en el amor, tu vida se abre hacia la felicidad perfecta. Como ejemplo sencillo podrías pensar hoy ¿qué te mueve el domingo para ir a misa?

Oración

Señor Jesús, continua iluminándome con la luz de tu Espíritu Santo para poder cambiar en mi vida las cosas que debo cambiar, y dejar de criticar en los demás las fallas que no quiero o no puedo ver en mí. Ayúdame, Señor, a amoldar mi conciencia según el Evangelio.

Acción

Haré un examen profundo de conciencia para analizar en mí cuáles son las cosas que me impiden ser un verdadero testigo del Dios vivo, y empezaré a trabajar para erradicarlas de mi vida.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015 Conferencia Episcopal de Costa Rica