Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 24 de noviembre de 2015


Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Rojo

Santoral



Primera Lectura: Daniel 2, 31-45
"Dios suscitará un reino que nunca será destruido"

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: "Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una imagen gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. 

Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido. Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará a todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. 

Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. 

Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta."

Salmo Responsorial Daniel 3, 57-61
Ensalzadlo con himnos por los siglos. 
  • Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.
  • Ángeles del Señor: bendecid al Señor.
  • Cielos, bendecid al Señor.
  • Aguas del espacio, bendecid al Señor.
  • Ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Evangelio: Lucas 21, 5-11
"No quedará piedra sobre piedra"

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?" Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. 

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida. Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo."

Reflexión sobre la Primera Lectura

Una de las verdades que la Sagrada Escritura nos ha revelado, es que esta vida no es para siempre, sino que es simplemente la antesala de la vida definitiva que viviremos eternamente en el cielo. 

Es por ello que esta lectura nos hace ver que todo cuanto existe de bello, llegará un tiempo en que será transformado, que Dios como Señor de la historia va construyendo el Reino definitivo en el cual él, como rey eterno y todopoderoso, gobernará. Nosotros sabemos que este Rey es Cristo y por ello, si queremos vivir en el Reino, debemos someter toda nuestra persona y toda nuestra vida a él, de manera que el Señor tenga realmente control en ella.

Acepta a Jesús como Rey de tu vida y deja que él transforme toda tu existencia y la convierta en parte del Reino que no termina jamás.

Reflexión sobre el Evangelio

Este evangelio nos enseña lo relativo que puede ser todo lo bello que se encuentra en el mundo. Todo pasa. Las cosas que un día fueron, ya no son; lo que ahora nos admira llegará un día en que no quedará rastro de ello. 

Lo único que permanece es Dios. Es lo único que no cambia, que no muta. Ya la carta a los Hebreos nos dice que "Cristo es el mismo de ayer, de hoy y de siempre". ¿Por qué, entonces, estar tan preocupados por lo que es pasajero? Pongamos nuestra atención y verdadera preocupación en lo que es eterno, en lo que permanece. 

Por ello, el apóstol San Pablo decía: "el amor no pasará". Esforcémonos en cultivar y hacer crecer el amor, es lo único que perdurará, es lo único que les dejaremos a las generaciones futuras.

Oración

Señor, quiero que seas el Rey de mi vida, grabada está tu ley en mi corazón: enséñame a vivir como ciudadano del Reino.

Acción

Revisaré qué áreas de mi vida se encuentran todavía bajo llave, y le entregaré al Señor las llaves para que él vaya ordenando mi casa.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015 Conferencia Episcopal de Costa Rica