Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 26 de enero de 2016.


Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Blanco

Santos:



Primera Lectura: Tito 1:1-5
"Gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús"

Pablo, siervo de Dios, apóstol de Jesucristo para llevar a los escogidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad que es conforme a la piedad, con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente, y que en el tiempo oportuno ha manifestado su Palabra por la predicación a mí encomendada según el mandato de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo según la fe común. 

Gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Salvador. El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené.

Salmo Responsorial 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10.
R/ Contad las maravillas del Señor a todas las naciones. 
  • Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre. Día tras día, proclamen su victoria. R. 
  • Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; R. 
  • Aclamen la gloria del nombre del Señor. Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! el mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”. R.

Evangelio según san Marcos 3:31-35
El que cumple la voluntad de Dios, es es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: « ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» Él les responde: « ¿Quién es mi madre y mis hermanos?» 

Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»."

Reflexión sobre la Primera Lectura

Cuando Jesús pensó en la comunidad que habría de conocerle, amarle y servirle por medio de la predicación y experiencia de otros hermanos, ciertamente que pensó en la iglesia; sin embargo, Jesús no se preocupó, tal vez ni siquiera lo pensó, en la manera en que dicha comunidad se estructuraría. La estructura de la iglesia es una aportación de los apóstoles, quienes, viendo hacia el futuro, pensaron en la mejor manera de ser fieles al evangelio de Jesús, por una parte, pero también se preocuparon por la constitución de la iglesia como comunidad humana.

Ciertamente que toda comunidad requiere de organización, dado que busca unos fines y cuenta para ello con ciertos medios, a esta exigencia no escapa la iglesia que tiene como fin la proclamación del reinado de Dios anunciado por Jesús y cuenta para ello con los medios que Jesús le ha dejado. Pablo nos muestra cómo entre los intereses que tuvo la iglesia primitiva, estaba la estructuración de la comunidad cristiana. No se trata de grupitos independientes, o de iniciativas pasajeras, se trata de establecer la estructura que ha de dar soporte a la iglesia como comunidad humana pero también como comunidad convocada y reunida por Dios. 

Jesús, la verdadera buena noticia del cristianismo y de la iglesia, es el gozne en el que descansa la vida de la iglesia, mientras él siga siendo el por qué y el para qué de la iglesia, la estructura será siempre definida y sostenida por el Espíritu Santo que es quien dirige a la iglesia y quien le orienta en el camino más adecuado para permanecer dócil y fiel a su Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Una incorrecta interpretación de este pasaje ha llevado a algunos a pensar que con estas palabras y esta actitud que nos presenta el evangelista, Jesús está menospreciando a su Madre, apoyando su actitud de indiferencia (cuando no de rechazo) hacia María Santísima. Nada más contrario en la intención de Jesús. 

Sin embargo, como siempre, Jesús usa de un evento o situación particular para instruir a la comunidad. La familia de Jesús no es simplemente la familia biológica, unida por los lazos de sangre, sino quien cumple la voluntad de Dios. Con ello destaca el hecho de que María, como lo reconocerá siempre la comunidad cristiana, es el modelo perfecto de aquellos que hacen la voluntad de Dios, por lo que no sólo es su madre en sentido biológico, sino también lo es de manera espiritual, y por ello trascendente. 

Por ello pertenecerán realmente a la familia de Jesús y María aquellos que hacen la voluntad de Dios. ¿Podríamos decir que nosotros formamos parte de esta familia?

Oración

Señor Dios y Padre nuestro, que has querido que tu salvación llegue a todos los hombres a través del sacramento de la iglesia, ayúdanos a amarla con amor filial y que por su intercesión, seamos dignos de la vida que Jesús nos ha granjeado con su obediencia hasta la muerte de cruz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Acción

Hoy dedicaré mi oración a Dios por la iglesia para que siempre sea dócil al Espíritu Santo y fiel al evangelio de Jesús.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, Evangelio del Día, Archidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2016, Conferencia Episcopal de Costa Rica