¿Qué 3 obstáculos nos impiden servir al Señor? Papa Francisco responde


VATICANO, 08 Nov. 16 / 05:31 am (ACI).- Las ansias de poder, la deslealtad y el dinero impiden servir al Señor. Es lo que dijo que el Papa Francisco en su homilía en la Misa que celebró en la Casa de Santa Marta, en la que habló de los 3 obstáculos que impiden al cristiano ser servidor.

Ansia de poder

“Cuántas veces hemos visto, quizás en nuestra casa: ‘¡aquí mando yo!’ Y cuántas veces, sin decirlo, hemos hecho sentir a los otros que ‘mando yo’, ¿no? Las ansias de poder… Y Jesús nos ha enseñado que aquel que mande sea como el que sirve. O si uno quiere ser el primero, sea el servidor de todos”.

El Papa recordó que “Jesús invierte los valores de la mundanidad, del mundo”. “Y esta ansia de poder no es el camino para convertirse en un siervo del Señor, es más: es un obstáculo, uno de estos obstáculos que hemos pedido al Señor que aleje de nosotros”.

El dinero y la deslealtad

El segundo “obstáculo” se da “también en la vida de la Iglesia”, es “la deslealtad”. Esto sucede “cuando alguno quiere servir al Señor pero también cuando uno sirve otras cosas que no son del Señor”.

“El Señor nos ha dicho que ningún siervo puede tener dos señores. O sirve a Dios o sierva al dinero. Jesús nos lo ha dicho. Y esto es un obstáculo. La deslealtad. Que no es lo mismo de ser pecador. Todos somos pecadores, y nos arrepentimos de esto. Pero ser desleales y hacer el doble nuevo, ¿no? Jugar a la derecha y a la izquierda, jugar a ser Dios y también jugar al mundo, ¿no? Y este es un obstáculo. Aquel que tiene ansia de poder y eso que es desleal, difícilmente puede servir, convertirse en un siervo libre del Señor”.

Tanto el ansia de poder como la deslealtad “quitan la paz y te llevan a esa ‘quemazón’ del corazón de no estar en paz, siempre estar ansioso”. Y esto “nos lleva a vivir en esa tensión de la vanidad mundana, vivir para aparentar”, añadió.

El Papa denunció a continuación que mucha gente “vive solo para estar en el escaparate, para la apariencia, porque dicen: ‘Ah, qué bueno es’, por la fama. Fama mundana". Y su advertencia es que así "no se puede servir al Señor".

“Pidamos al Señor que nos quite los obstáculos para que en la serenidad, tanto en el cuerpo y en el espíritu” podamos “dedicarnos libremente a su servicio”.

“El servicio de Dios es libre: somos hijos, no esclavos. Y servir a Dios en paz, con serenidad, cuando Él mismo ha eliminado de nosotros los obstáculos que arrancan la paz y la serenidad, y servirlo con libertad. Y cuando servimos al Señor con libertad, sentimos esa paz profunda de la voz del Señor: ‘ah, ven, ven, siervo bien y fiel’. Y todos queremos servir al Señor con bondad y fidelidad, pero tenemos necesidad de su gracia: solos no podemos”.

Francisco señaló que hará bien repetir a menudo que “somos siervos inútiles”. “Solo debemos pedir y hacer espacio para que Él haga en nosotros y Él nos transforme en siervos libres, en hijos, no en esclavos”.

“Que el Señor nos ayude a abrir el corazón y a dejar trabajar al Espíritu Santo, para que quite a nosotros estos obstáculos, sobre todo el ansia de poder que nos hace tanto mal, y la deslealtad, la doble cara de querer servir a Dios y al mundo”.

“Y así –terminó– nos de esta serenidad, esta paz para poderlo servir como hijo libre que al final con tanto amor Él dice: ‘Padre, gracias, Tú sabes: soy un siervo inútil’”. 

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