Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Lunes 16 de octubre de 2017


Tiempo Litúrgico: Ordinario
   Color del día: Verde   

Santa del día:


          Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos (1, 1-7)
Por medio de Jesucristo, Dios me concedió
la gracia del apostolado, a fin de llevar a los
pueblos paganos a la aceptación de la fe.

Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe para gloria de su nombre. Entre ellos, se cuentan también ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.

A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a la santidad, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Reflexión sobre la Primera Lectura

El comienzo vibrante de esta carta nos hace pensar, por un lado en la vocación universal que, como cristianos, tenemos de anunciar el Evangelio y, por el otro, también en el profundo conocimiento que revela san Pablo sobre las Escrituras para presentar de manera contundente la salvación. Es importante, pues, tomar conciencia de que todavía a nuestro alrededor hay muchos hermanos y hermanas que no conocen, o que no conocen lo suficiente de Jesús y de su evangelio, como para amarlo y para buscar vivir la vida conforme al Espíritu. 

Por ello, es necesario, por un lado que continuemos preparándonos en el conocimiento de Dios, tanto a nivel intelectual como espiritual, y por otro, que continuamente busquemos la manera de hacer conocer eso que nosotros vivimos y amamos. Finalmente, recordemos que todo esto no tiene otro objetivo que el llevarnos a todos a la santidad, que no es otra cosa que la vivencia del amor de Dios por la acción del Espíritu Santo. Recuerda que en este proyecto, Dios cuenta contigo.

Salmo responsorial
(Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4)
R/  Cantemos al Señor un canto nuevo. 
  • Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R. 
  • El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R. 
  • La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R.

† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (11, 29-32)
A la gente de este tiempo no se le dará
otra señal que la del profeta Jonás.

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”. 

Reflexión sobre el Evangelio

La gente seguía a Jesús fascinada por sus milagros y pidiendo una señal que les comprobara que era verdaderamente el Mesías. Hoy en día, todavía hay mucha gente que continúa buscando los milagros del Señor en lugar de buscar al Señor de los milagros. 

Día con día, Dios nos da signos de su presencia, de su amor, y nos invita a vivir en él, a confiar en él, a tenerlo verdaderamente como nuestro Dios y Señor. Basta abrir bien nuestros ojos, sobre todo los del corazón, y nos daremos cuenta que habita entre nosotros, que nos protege en nuestras dificultades, que ni un momento estamos solos. 

Los que no lo ven o no lo sienten cercano, generalmente es porque no oran. Si tú no quieres ser de los que se pasan la vida pidiendo a Dios "una señal", ora y como resultado: verás, oirás y amarás.

Oración

Señor, concédenos a nosotros también la gracia del apostolado a fin de que, animados por la fuerza de tu Espíritu, vivamos y seamos testigos de este Evangelio que hemos conocido.

Acción

Hoy repetiré constantemente: "Con toda mi alma espero al Señor, y confío en su palabra".

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A - 2017, Conferencia Episcopal de Costa Rica