Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 16 de enero de 2018


Tiempo Litúrgico: Ordinario
   Color del día: Verde   

Santoral:



Primera Lectura
Primer libro de Samuel (16, 1-13)
David fue ungido rey de Israel delante de sus
hermanos y el espíritu del Señor estuvo con él.

En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a estar triste por Saúl? Yo ya lo rechacé y él no reinará más sobre Israel. Ve a la casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un rey. Llena, pues, tu cuerno de aceite para ungirlo y vete”.

Pero Samuel le replicó: “¿Cómo voy a ir? Si Saúl se entera, me matará”. El Señor le respondió: “Lleva contigo una ternera y di: ‘Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor’. Invita a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que has de hacer. Luego ungirás al que yo te señale”.

Hizo Samuel lo que el Señor le había dicho. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirlo temerosos y le preguntaron: “¿Vienes en son de paz?” Les respondió: “Sí. Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio”. Luego purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó también al sacrificio.

Cuando se presentaron ante él, al ver a Eliab, el hijo mayor de Jesé, Samuel pensó: “Este es, sin duda, el que voy a ungir como rey”. Pero el Señor le dijo: “No te dejes impresionar por su aspecto ni por su gran estatura, pues yo lo he descartado, porque yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones”.

Entonces, Jesé llamó a su hijo Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel, el cual le dijo: “Tampoco a éste lo ha escogido el Señor”. Jesé hizo pasar a Samá, pero Samuel le dijo: “A éste tampoco lo ha elegido el Señor”. Así fueron pasando ante Samuel siete de los hijos de Jesé; pero Samuel dijo: “Ninguno de éstos es el elegido del Señor”. Luego le preguntó a Jesé: “¿Son éstos todos tus hijos?” El respondió: “Falta el más pequeño, que está cuidando el rebaño”. Samuel le dijo: “Hazlo venir, porque no nos sentaremos a comer hasta que llegue”. Y Jesé lo mandó llamar.

El muchacho era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: “Levántate y úngelo, porque éste es”. Tomó Samuel el cuerno con el aceite y lo ungió delante de sus hermanos. A partir de aquel día, el espíritu del Señor estuvo con David. Samuel se despidió y regresó a Ramá.

Reflexión sobre la Primera Lectura

En algunas ocasiones nos encontramos con hermanos que, por alguna circunstancia, no se sienten "dignos" o capaces para realizar algún apostolado, incluso indignos de recibir tal o cual gracia espiritual. 

El pasaje de hoy nos muestra que no son nuestros pobres criterios de "idoneidad" los que Dios sigue para encargarnos un ministerio o para otorgarnos una gracia espiritual. David, con todo y ser el más pequeño, y quizás, a los ojos de sus hermanos y del mundo en general, el menos apto para ser ungido como rey, Dios, que ve su corazón y lo elige. 

Pudiera incluso ocurrir que efectivamente no fuera el mejor para ello, pero Dios da siempre junto con el ministerio, la gracia necesaria para desempeñarlo. Por ello, hemos leído que "desde ese momento el Espíritu de Dios estuvo con él".

Si Dios te llama, no tengas miedo a responder y abrir tu corazón, pues si tú o los demás no te consideran apto, Dios te dará su gracia y, con su poder, podrás realizar lo que él mismo te ha pedido.

Salmo responsorial
(Sal 88, 20 .21-22. 27-28)
R/  He encontrado a David, mi servidor. 
  • Hablando tú en visión a tus amigos un día les dijiste: “He escogido a un valiente de mi pueblo y he ceñido a sus sienes la corona. R. 
  • He encontrado a David, mi servidor, y con mi aceite santo lo he ungido. Lo sostendrá mi mano y le dará mi brazo fortaleza. R. 
  • El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva’. Y yo lo nombraré mi primogénito sobre todos los reyes de la tierra”. R.

† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (2, 23-28)
El sábado se hizo para el hombre,
y no el hombre para el sábado.

Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”

El les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.

Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.

Reflexión sobre el Evangelio

La verdad, a los fariseos no les importaba transgredir la ley, sin embargo, la sabían usar muy bien para su propio beneficio, habían olvidado que la ley nunca puede ser más importante que la caridad. 

Siguiendo este principio, el último canon del Derecho Canónico que rige a la Iglesia latina, reza así: "la salvación de las almas es la ley suprema de la Iglesia" (CDC. 1752). No podemos vivir sin leyes, pues nos ayudan a normar y a dirigir nuestras vidas. Desde nuestros hogares, hasta las últimas instituciones las leyes son necesarias. Sin embargo, quienes están encargados de la aplicación de éstas, deben tener siempre en cuenta el "espíritu" que las han inspirado y que, en última instancia, es el bien de los individuos y de la comunidad. 

Aquellos a los que Dios nos ha puesto al cuidado de la observancia de la ley (padres, administradores, gobernantes) debemos tener siempre cuidado de no usarla para beneficio particular sino para el bien de los hermanos.

Oración

Señor Nuestro, tú que has puesto en mi corazón a tu Santo Espíritu para guiarme y fortalecerme, hazme consciente de esta realidad, para que, animado con tu gracia, pueda yo descubrir y realizar la misión que me has encomendado.

Acción

En oración le diré al Señor: "habla, que tu siervo escucha", y pediré la asistencia del Espíritu Santo en todo momento, para que pueda yo comunicarlo a los que me rodean.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo B - 2018, Conferencia Episcopal de Costa Rica