Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Jueves 7 de junio de 2018


Tiempo Litúrgico: Ordinario 
   Color del día: Verde   

Santoral:



Primera Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a Timoteo (2, 8-15)
La palabra de Dios no está encadenada.
- Si morimos con él, viviremos con él.

Querido hermano: Recuerda siempre que Jesucristo, descendiente de David, resucitó de entre los muertos, conforme al Evangelio que yo predico. Por este Evangelio sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo sobrellevo todo por amor a los elegidos, para que ellos también alcancen en Cristo Jesús la salvación, y con ella, la gloria eterna.

Es verdad lo que decimos: “Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo”.

Eso es lo que has de enseñar. Adviérteles a todos, delante de Dios, que eviten las discusiones por cuestión de palabras, lo cual no sirve para nada, sino para perdición de los oyentes.

Esfuérzate por presentarte ante Dios como un trabajador intachable, que no tiene de qué avergonzarse y predica fielmente la verdad.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Un texto lleno de pasión y de amor de Pablo por Jesús en la que invita a su apóstol a ser un instrumento del Evangelio recordándole a los cristianos lo importante que es perseverar en Cristo, a pesar de todas las tribulaciones que tenemos que pasar, porque si nosotros lo negamos, Él también nos negará. Y es que en la vida cristiana lo más importante no es solo el asistir a un retiro, ni dejarse en un momento tocar por la gracia y el Espíritu Santo, sino perseverar toda la vida en ello. 

Podríamos decir que es hasta cierto punto fácil ser cristiano un día, quizás una semana, pero perseverar todos los días, en medio de un mundo que nos critica, nos apabulla, nos desprecia por ser cristianos y que, por otro lado, nos busca arrastrar con todas sus luces, que finalmente solo conducen a la muerte, no es fácil. 

Por ello san Pablo le pedía a su apóstol que invitara a todos los creyentes a perseverar en la fe, a que no se dejen convencer con vanos razonamientos, que no se acomoden a este mundo que pasa. No permitas que el mundo materialista y hedonista en el que vivimos te lleve a renegar de Jesús, a abandonar el camino del Evangelio. Recuerda que si morimos con Él, también reinaremos con Él.

Salmo responsorial:
(Sal 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14)
R/ Descúbrenos, Señor, tus caminos. 
  • Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador, y tenemos en ti nuestra esperanza. R. 
  • Porque el Señor es recto y bondadoso indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos. R. 
  • Con quien guarda su alianza y sus mandatos el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su alianza. R,

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (12, 28-34)
Éste es el primer mandamiento.
- El segundo es semejante a éste.

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Reflexión sobre el Evangelio

Una de las cosas que todavía sorprende es que cuando hacemos nuestro examen de conciencia empezamos siempre con el segundo mandamiento y pocas veces nos ponemos a reflexionar si realmente estamos cumpliendo con el primero ya que está a la base de todos los demás. 

¿Te has puesto a pensar sobre cuánto amas a Dios? La ley nos dice que se debe amar a Dios con todo el corazón, con toda nuestra mente, con todas nuestras fuerzas pero, ¿cómo? ¿Qué significa esto? El problema del amor es siempre el punto de referencia. El cristiano tiene como único punto de referencia a Cristo, es decir, al amar tenemos que hacerlo de la misma manera que él lo hizo: hasta dar la vida por el ser amado. El mandamiento expresado por la ley y por Cristo implicaría dar la vida por Dios, sin embargo, no vayamos tan lejos, preguntémonos hoy: ¿seríamos capaces de dejar de hacer algo que es pecado por amor a Dios? 

Si no somos capaces de dejar el pecado por amor a Dios, mucho menos lo seremos de donarle toda nuestra mente, todo nuestro corazón y todo nuestro ser para que en nuestra vida encuentre su gloria. ¿Qué tanto amas a Dios? ¡Pruébaselo!

Oración

Señor, quiero morir cada día a mí mismo, pues sé que en la medida que yo haga eso también iré aumentando mi vida contigo y en ti. Muchas veces te he dejado, Señor, en cosas pequeñas y en grandes, sin embargo, tú has permanecido fiel; quiero que esa historia cambie en tal manera que incluso mis palabras se vean afectadas por ello y pueda huir de la catástrofe de los chismes y las discusiones sin sentido, que más bien siempre hable de tu palabra y así me encuentres irreprensible en cada momento.

Acción

Hoy pondré un vigía en mi boca y cuidaré que mis palabras sean sólo para construir algo bueno y de Dios en este mundo.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de: 
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa 
Verificado en: 
Ordo Temporis Ciclo B - 2018, Conferencia Episcopal de Costa Rica