Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Martes, 20 de mayo de 2025.


Tiempo Litúrgico: Pascua. Semana V - Feria.
   Color del día: Blanco.  


Antífona de entrada
Cf. Ap 19, 5; 12, 10

Alaben a nuestro Dios todos cuantos lo temen, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Cristo. Aleluya.

Oración colecta

Dios nuestro, que por la resurrección de tu Hijo nos rescatas para la vida eterna, concede a tu pueblo perseverar en la fe y la esperanza, para que no dudemos que se han de cumplir las promesas que tú hiciste y nos has dado a conocer. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Contaron a la Iglesia lo que Dios
había hecho por medio de ellos

Lectura del libro de los Hechos
de los apóstoles 14, 19-28

En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándole por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.

Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.

En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir.

Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Algo que es necesario que recuperemos todos los cristianos, es el celo por la predicación y por la evangelización; el deseo ferviente de que todos los hombres conozcan la verdad de Jesús y vivan de acuerdo al evangelio.

Que recordemos que la vida evangélica y el seguimiento de Jesús nacen de la predicación y no de una legislación. Es necesario que el hombre escuche hablar de Jesús y que lo acepte personalmente, de modo que se llegue a convertir en un auténtico discípulo de Jesús.

En esto, tú y yo tenemos una gran responsabilidad, pues así como san Pablo, debemos aprovechar todo momento y toda circunstancia para hablar de Jesús, para invitar a nuestros amigos y familiares a tener un encuentro personal con Jesús.

Hablemos con valentía y, sobre todo, con amor de aquello que ha cambiado nuestra vida, del mensaje que ilumina y llena de paz el corazón: No tengamos miedo de anunciar el Evangelio.

Salmo responsorial
Sal 144, 10-11. 12-13ab. 21

R. Tus amigos, Señor,
proclaman la gloria de tu reinado.
  • Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
  • Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.
  • Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, todo viviente bendiga su santo nombre por siempre jamás. R.

Aclamación antes del Evangelio
Lc 24, 46. 26

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos; y entrará así en su gloria. R.

EVANGELIO
Mi paz os doy

Lectura del santo Evangelio
según san Juan 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.

Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Quizás uno de los regalos más grandes que Jesús nos ha dejado, sea la paz. La paz profunda en el corazón que hace que el hombre, aun en medio de las más duras pruebas, no se sienta turbado ni con miedo. La paz de Dios es una paz diferente a la que de ordinario se busca.

Es un don divino que produce en el cristiano la certeza de la presencia de Dios y de la ayuda divina. No es una paz artificial producto del no afrontar nuestras responsabilidades y compromisos, paz que muchas veces es cobardía o evasión.

Un rostro sereno en medio de una tormenta, de una crisis, es la mejor señal de la presencia de Dios en él. Algo que ha asombrado a los hombres de ciencia que han estudiado la "Sábana de Turín" o "Sábana Santa", es la enorme paz que refleja el rostro del hombre "retratado" en este lienzo.

Un hombre que, al parecer, fue martirizado de una manera atroz y que, sin embargo, muere con un rostro sereno. Es una paz que se consigue haciendo la guerra a nuestro egoísmo, a fin de dar espacio al Espíritu para que éste crezca en nosotros y nos pacifique interiormente. Te invito a que le pidas al Señor esta paz, la paz que hace de nuestra vida preámbulo del cielo.

Antífona de comunión
Rom 6, 8

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Aleluya.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Dirige, Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Jesús, cuando me acerco a tu palabra, sé que eres verdaderamente tú hablando, sólo te pido que me des la gracia de poder experimentarlo en todos mis sentidos, que pueda verte en el monte predicando, hablándole con amor a un enfermo o comiendo con tus discípulos; quiero experimentar eso para poder repetirlo en mi vida y hablar como tú, escuchar como tú, convivir como tú.

Acción

Hoy buscaré algún gesto de Jesús en el evangelio y lo imitaré con todo mi empeño.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).