Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Domingo, 28 de diciembre de 2025.


Tiempo Litúrgico: Navidad.
   Color del día: Blanco.  

Día IV octava de la Natividad del Señor.


Memoria libre: Santos Inocentes.

Antífona de entrada
Lc 2, 16

Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño recostado en un pesebre.


Oración colecta

Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna recompensa en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Quien teme al Señor honrará a sus padres

Lectura del libro del
Eclesiástico 3, 2-6. 12-14

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.

Quien honra a su padre expía su pecado, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.

Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.

Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.

Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.

Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en peno vigor.

Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

En esta lectura del libro del Eclesiástico se nos presenta un mensaje profundamente actual y necesario: el llamado al respeto, cuidado y gratitud hacia los padres. Se nos recuerda que el Señor ha querido que la relación entre padres e hijos sea sagrada, reflejo del amor mismo de Dios.

Dice el texto: "Quien honra a su padre expía sus pecados... y el que respeta a su madre acumula tesoros." Estas palabras no solo señalan una obligación moral, sino una fuente de bendición y de paz para quien las vive con sinceridad.

En una cultura que muchas veces desprecia lo débil o envejecido, esta lectura nos invita a valorar la sabiduría de los mayores y a acompañarlos con ternura, especialmente en su vejez.

En el contexto de la fiesta de la Sagrada Familia, estas palabras cobran aún más fuerza. Jesús mismo, siendo el Hijo de Dios, creció obedeciendo y honrando a María y José. Con su ejemplo, nos enseña que el amor familiar se vive en lo cotidiano: en el respeto, en la paciencia, en el cuidado de quienes nos han dado la vida.

Esta lectura nos reta a mirar nuestras propias relaciones familiares. Honrar a los padres no es solo un deber: es una forma concreta de vivir el amor cristiano, y es también un camino de bendición. Quien ama en casa, ama verdaderamente.

Para reflexionar: ¿Estoy siendo agradecido con mis padres? ¿Los acompaño en sus necesidades?

ORACIÓN: Señor, ayúdame a ver una verdadera bendición en la honra a mis padres. Que sepa valorarlos y apreciar toda la sabiduría que me han transmitido. Amén.

Salmo responsorial
Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5

R. Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.
  • Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
  • Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
  • Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.

SEGUNDA LECTURA
La vida de familia en el Señor

Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Colosenses 3, 12-21

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad humildad, mansedumbre y paciencia.

Sobre llevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Sed también agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Segunda Lectura

San Pablo, en esta carta a los colosenses, nos ofrece un verdadero "programa de vida familiar cristiana", sencillo y profundo a la vez. Nos recuerda que, como elegidos y amados por Dios, estamos llamados a revestirnos de sentimientos nuevos que transforman nuestras relaciones: misericordia, bondad, humildad, dulzura, paciencia.

Pablo no se dirige solo a una comunidad, sino también a los hogares. Y lo hace con palabras que tocan la vida diaria: soportarse mutuamente, perdonarse si hay ofensas, amar sobre todo y vivir en paz. En una familia, estos gestos no siempre son fáciles, pero son esenciales. El amor no se manifiesta solo en los grandes momentos, sino en los pequeños detalles de cada día.

El apóstol también menciona algo fundamental: que la Palabra de Dios habite en el hogar. Que las familias cristianas no solo compartan la comida o el trabajo, sino también la oración, la escucha de la Palabra y la alabanza al Señor.

Luego se dirige a cada miembro: esposos, esposas, hijos y padres. No para imponer un modelo rígido, sino para mostrar que, en el amor mutuo, el respeto y la comprensión, se construye un hogar donde Cristo está presente.

Esta lectura es una invitación a renovar el compromiso de vivir nuestras relaciones familiares no según criterios del mundo, sino según el Evangelio. Cuando en una casa hay perdón, diálogo y paciencia, entonces la familia se convierte, como la de Nazaret, en un verdadero templo donde Dios habita.

Para reflexionar: ¿Procuro ser ejemplo en mi familia en cuanto a perdonar y pedir perdón? ¿Soy de los que propician la paz en su familia, o de los que hacen lo contrario?

ORACIÓN: Señor, te pido por mi familia: ayúdanos a ser una familia de paz. Amén.

Aclamación antes del Evangelio
Col 3, 15a. 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

La paz de Cristo reine en vuestros corazones la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza. R.

EVANGELIO
Toma al niño y a su madre y huye a Egipto

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 2, 13-15. 19-23

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:

«De Egipto llamé a mi hijo».

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:

«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.

Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Este Evangelio nos muestra a la Sagrada Familia en camino, marcada por la prueba, el miedo y la incertidumbre, pero también por la fe y la obediencia a Dios. José recibe en sueños la advertencia del ángel y, sin dudar, huye con María y el Niño a Egipto para salvar al pequeño Jesús de la amenaza de Herodes. Luego, de nuevo por indicación divina, regresa y se instala en Nazaret.

La vida de la Sagrada Familia no fue fácil ni idealizada. Fueron refugiados, inmigrantes, perseguidos, viviendo en constante disponibilidad a la voluntad de Dios. Sin embargo, lo que los sostuvo fue su unidad, su confianza mutua y, sobre todo, su fe inquebrantable en el Señor.

Este Evangelio nos recuerda que Dios está presente también en medio de las dificultades familiares. Las pruebas, las decisiones difíciles, los miedos del día a día no son ajenos a la vida cristiana. Pero así como guió a José con su luz, también hoy Dios guía a nuestras familias, si estamos atentos a su voz.

José nos enseña el valor del silencio obediente y la responsabilidad del padre protector. María, la ternura y fortaleza de la madre fiel. Y Jesús, el Hijo confiado, es el centro que da sentido a todo.

Celebrar hoy a la Sagrada Familia es reconocer que la santidad se construye en lo cotidiano: en el amor perseverante, en la protección mutua, en la apertura a la voluntad de Dios, aun cuando no comprendemos todo. Que nuestras familias, como la de Nazaret, sean lugar de fe, confianza, sacrificio y esperanza.

Para reflexionar: ¿Cuántas dificultades hemos superado como familia? ¿Recuerdo alguna con gratitud? ¿Espero que la vida en mi familia sea fácil, o estoy dispuesto a vivirla con fe y entrega?

ORACIÓN: Señor, tú que eres el autor de la vida en familia, ayúdame a ser fuente de bendición para mi hogar. Amén.


Antífona de comunión
Bar 3, 38

Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.


Oración después de la comunión

Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Misal Católico, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo A, 2025-2026, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).