Tiempo Litúrgico: Navidad.
Color del día: Rojo.
Día II octava de la Natividad del Señor.
Fiesta: San Esteban, protomártir.
Antífona de entrada
Las puertas del cielo se abrieron para san Esteban, el primero de los mártires, y por esto ha recibido el premio de la gloria.
Gloria
Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración colecta
Concédenos, Señor, imitar lo que estamos celebrando, para que aprendamos a amar aun a nuestros enemigos, ya que estamos conmemorando el martirio de aquel que supo orar por sus perseguidores. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Veo los cielos abiertos
Lectura del libro de los Hechos de
los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-59
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Oyendo sus palabras, se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
La fiesta de san Esteban nos recuerda que la vida cristiana está llamada, con la llegada del Salvador, a ir acompañada de un testimonio que puede terminar con el derramamiento de la sangre. Esteban declara delante de los judíos su pertenencia a Cristo y con gran valor, afronta el ser propiedad de Cristo.
Hoy en nuestra Iglesia falta que los bautizados tomen en serio su papel delante de la sociedad y se decidan a dar testimonio, a hablar de aquello que se opone al evangelio, que asuman completamente el compromiso de ser testigos del Evangelio de luz en un mundo lleno de oscuridad.
Si nuestra Iglesia no avanza y sigue siendo una Iglesia tibia y vulnerable es porque tenemos miedo de presentarnos, como san Estaban, descarada y radicalmente cristianos.
Ya es tiempo de despertar y plantarnos delante de todo aquello que no es evangélico y sin importar personas, lugar, posición, representar, como san Esteban, dignamente a nuestro Señor Jesucristo. No tengamos miedo de ser y presentarnos como cristianos, la recompensa bien vale la pena.
Salmo responsorial
Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17
R. A tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu.
- Sé la roca de mi refugio, baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R.
- A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción. R.
- Líbrame de los enemigos que me persiguen. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. R.
Aclamación antes del Evangelio
Sal 117, 26a y 27a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bendito el que viene en nombre del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. R.
EVANGELIO
No seréis vosotros los que habléis,
sino el Espíritu de vuestro Padre
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
En el Evangelio de hoy, Jesús nos advierte que seguirle no será fácil. Nos recuerda que en muchas ocasiones, el costo de llevar el nombre de Cristo es ser rechazado. El conflicto no siempre vendrá de extraños, muchas veces surge en la propia casa o con los amigos, cuando nuestra fe choca con el modo de vivir del mundo.
El seguimiento de Cristo no siempre se trata de ser populares, sino de mantenerse en la fidelidad. Y es importante entender que si lo rechazaron a Él, es normal que también nos puedan llegar a rechazar a nosotros. Incluso podemos decir que el rechazo puede ser una buena señal de que estamos siguiendo a Cristo, porque se nos nota que buscamos ser como Él: congruentes y en camino hacia la santidad.
Pero en medio de esta dura realidad, Jesús nos da una promesa: ‘no se preocupen de cómo o de qué van a hablar, pues no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre el que habla por ustedes’. ¡Qué alivio! Qué alivio que tengamos que dar la cara por nuestra fe y que no estaremos solos ni tendremos que buscar las palabras perfectas.
El Espíritu Santo, que vive en nosotros, nos dará la sabiduría y la valentía exacta en el momento preciso. Esto nos da una confianza inmensa para poder enfrentar cualquier crítica o cualquier juicio.
El mensaje final es sobre la perseverancia. Jesús nos dice que: ‘el que se mantenga firme hasta el fin se salvará’. La clave es entonces mantenerse en una constante búsqueda de hacer su voluntad, aunque a veces nuestro paso parezca lento. Si hoy te sientes cansado o rechazado, recuerda que la fuerza para perseverar viene de su Espíritu. Pídele a Dios la gracia de mantenerte firme, sabiendo que cada pequeña batalla ganada por su causa es un paso hacia la vida plena.
Esta semana, en donde ya nos estamos preparando para finalizar el año, donde hacemos una revisión de nuestra vida, identifica una situación o un tema donde has tenido miedo de hablar o actuar de acuerdo a tu fe: puede ser en el trabajo, con tu familia, con un grupo de amigos; en lugar de quedarte callado o ceder por miedo, pide al Espíritu Santo que te dé las palabras y la fuerza.
Antes de entrar a esa junta o a esa reunión, o antes de enfrentar esa conversación difícil, haz una oración como ésta: ‘Espíritu Santo, tú eres el que habla por mí. Dame la valentía de Jesús para este momento y que mis palabras no sean mías, sino tuyas’. Luego simplemente habla, confía en que Él obrará a través de ti, cumpliendo su promesa.
Antífona de comunión
Hech 7, 58
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Te damos gracias, Señor, por tu inmensa misericordia para con nosotros, ya que nos ofreces la salvación con el nacimiento de tu Hijo, y nos alegras con la celebración del mártir san Esteban. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, lléname de tu Espíritu Santo y transfórmame en un verdadero siervo tuyo; yo me comprometo a no callar nunca lo que aprendo de ti, hoy te digo que en cada oportunidad diré con claridad, no importa con quien esté, como aquel ciego: "Yo soy testigo del poder de Dios".
Acción
Hoy aprovecharé la oportunidad que se presente y con cada persona que hable, le mencionaré a Dios.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Misal Católico, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo A, 2025-2026, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
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