Misión 2009:. Divina Misericordia, Frailes de Desamparados

Este año tuve la dicha de poder tomar un momento de mi vida para participar por segunda vez en una misión en Semana Santa apoyando a las Hermanas Misioneras de la Asunción. Costa Rica es una país muy bendecido por Dios en todo sentido, pero aún así hay lugares a los que su palabra no llega con frecuencia, o no se cuenta con la presencia de un sacerdote para las celeraciones de la semana mayor.

De nuevo acompañé al misionero y amigo mio Edgar Cambronero y a un nuevo compañero de misión Alex. Ambos tienen el carisma de acercarse a la gente para compartir la palabra de Dios desde sus experiencias de vida y transmiten una alegría del Espíritu Santo. Fuimos guiados por Dios al hermoso pueblo de Divina Misericordia en Frailes de Desamparados, cerca de la conocida finca de La Lucha.

La gente de este lugar nos demostró lo que es tener fe verdadera, sencilla y pura en nuestro Señor Jesucristo. Con su participación en las actividades de la liturgia de la palabra que programamos para la semana y las celebraciones mayores sentimos un gran calor humano, pero sobre todo una fe profunda en Jesús y su madre María.

Para el lunes, martes y el miércoles santos teníamos el rosario y la liturgia de la palabra, durante los cuales pude colaborar con algunas reflexiones que me inspiró el Señor y con el sonido de mi guitarra para llenar de gozo las celebraciones. El lunes tuvimos una convivencia con los niños de la comunidad, el martes con los jóvenes y el miércoles con las familias, durante el transcurso del día.

Las celebraciones mayores nos llenaron de alegría por el fervor que manifestaron las personas, el jueves con la celebración de la institución de la Eucaristía y la posterior adoración a Jesús sacramentado en medio de hermosas oraciones. El viernes con el viacrúcis en la mañana y los oficios de la Santa Cruz en la tarde. Pero sobre todo rescatar la participación en la liturgia de resurreción y gloria de Nuestro Señor en la tarde del Sábado en la que los jóvenes animaron con su creatividad.

Más que satisfechos como misioneros de haber llevado un poco de la palabra de Dios a una comunidad tan linda en medio de las montañas costarricenses, llenos de bendiciones y de alegrías de haber participado y formado parte de esta comunidad que nos enseñó tantísimo a nosotros como hermanos en la fe. No podemos dejar de agradecer a las familias que nos ayudaron con el lugar para dormir, con las comidas, con todas las necesidades de organización, al mayordomo de la capilla por su disposición y a nuestra Madre María Santísima por acompañarnos durante esta semana e inspirarnos amor por su hijo Jesús.