Memorias de Manresa

Pensando en los santos incorruptos se viene a mi memoria el grato tiempo que pasé en Manresa, Cataluña, en el 2003 como parte de una reunión de Jóvenes para la construcción de la paz, auspiciado por la UNESCO.

Tuvimos la dicha de hospedarnos y celebrar las reuniones en el edificio de "La Cova" de San Ignacio de Loyola (desde donde tome la foto de al lado). Y es que el edificio se encuentra sobre la mismísima cueva en la que el santo recibió de la Virgen María los Ejercicios Espirituales, luego fundaría la Compañía de Jesús o Jesuítas.

Una tarde decidí ir a visitar la cueva en la que el santo meditaba en soledad y al entrar en este pequeño recinto una sensación muy intensa me llenó por completo. Difícil describir esta mezcla de paz, infinito amor de Dios, sacrificio, entrega de un santo y presencia de Jesús eucarístico.

En la pared de la cueva están talladas tres cruces en las que, seguramente, san Ignacio rezaba con toda intensidad y escribía. Ahora existen también un par de bancas para recibir la misa. Fue una experiencia completa de la verdadera presencia de Dios en cada momento de nuestra vida, en cada rincón de mundo.