EVANGELIO DE HOY Miércoles 21 de Agosto de 2013

Santoral

· Primera Lectura: Jueces 9,6-15
"Pedisteis un rey, siendo así que el Señor es vuestro rey"
En aquellos días, los de Siquén y todos los de El Terraplén se reunieron para proclamar rey a Abimelec, junto a la encina de Siquén. En cuanto se enteró Yotán, fue y, en pie sobre la cumbre del monte Garizín, les gritó a voz en cuello: "¡Oídme, vecinos de Siquén, así Dios os escuche! Una vez fueron los árboles a elegirse rey, y dijeron al olivo: "Sé nuestro rey." Pero dijo el olivo: "¿Y voy a dejar mi aceite, con el que engordan dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces dijeron a la higuera: "Ven a ser nuestro rey." Pero dijo la higuera: "¿Y voy a dejar mi dulce fruto sabroso, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces dijeron a la vid: "Ven a ser nuestro rey." Pero dijo la vid: "¿Y voy a dejar mi mosto, que alegra a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces dijeron a la zarza: "Ven a ser nuestro rey." Y les dijo la zarza: "Si de veras queréis ungirme rey vuestro, venid a cobijaros bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.""

· Salmo Responsorial: 20
"Señor, el rey se alegra por tu fuerza."
Señor, el rey se alegra por tu fuerza, / ¡y cuánto goza con tu victoria! / Le has concedido el deseo de su corazón, / no le has negado lo que pedían sus labios. R. Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, / y has puesto en su cabeza / una corona de oro fino. / Te pidió vida, y se la has concedido, / años que se prolongan sin término. R. Tu victoria ha engrandecido su fama, / lo has vestido de honor y de majestad. / Le concedes bendiciones incesantes, / lo colmas de gozo en tu presencia. R.

· Evangelio: Mateo 20,1-16
"¿Vas a tener tú envidia porque soy yo bueno?"
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña. "Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."

Reflexión
Esta parábola de Jesús tiene un profundo significado y pueden sacarse diversas enseñanzas de ella. 

Entre otras cosas, quiere mostrarnos lo que significa tener "absoluta confianza en la Palabra del Señor". Si nos fijamos, veremos que sólo a los primeros les dijo cuánto les iba a pagar, esto es un denario (es decir lo que un jornalero ganaba en aquel tiempo, cerca de $800.00 pesos mexicanos); a los demás les dijo: "les daré lo que sea justo". Con esta promesa se fueron a trabajar.

Hoy en día, cuando alguien nos contrata, lo primero que se pregunta es ¿cuánto voy a ganar?, pues qué tal si lo justo para el señor es sólo $50.00 ó $100.00 por el trabajo de 8 horas. Los últimos trabajadores confiaron totalmente en la palabra dada, nos dará lo justo ($800 entre 8 horas por 1 hora trabajada es igual a $100), y sin embargo, se llevaron la sorpresa de que les dio lo mismo que a los primeros.

La primera enseñanza de este pasaje es que la justicia de Dios no es matemática y va mucho más allá de nuestra pobre justicia humana, y que su palabra es de fiar, más allá de lo que nosotros pudiéramos pensar. 

Cuando leemos las promesas hechas por Jesús, debemos siempre pensar que la realidad es mucho, pero mucho más grande de lo que la palabra expresa. Con este Dios, cómo no vamos a entregarle toda nuestra vida y a trabajar sin descanso por el Reino, si lo que nos ha prometido es mucho más de lo que jamás pudiéramos haber pensado, no importa que sólo hayamos trabajado una hora. 

Hoy pediré por los gobernantes de las naciones, especialmente por el gobernante de mi país. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.