Lecturas - Martes 27 de enero de 2015


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color: Verde


Santoral
· Enrique de Ossó (1840-1896)
· Santa Angela de Merici


Primera Lectura: Hebreos 10,1-10
"Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad"

Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. 

Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí; estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."" 

Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Salmo Responsorial: 39
"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad."
  • Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
  • Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: "Aquí estoy".
  • He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.
  • No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea.

Evangelio: Marcos 3,31-35
"El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre"

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."

Reflexión

Una incorrecta interpretación de este pasaje ha llevado a algunos a pensar que con estas palabras y esta actitud que nos presenta el evangelista, Jesús está menospreciando a su Madre, apoyando su actitud de indiferencia (cuando no de rechazo) hacia María Santísima. Nada más contrario en la intención de Jesús. 

Sin embrago, como siempre, Jesús usa de un evento o situación particular para instruir a la comunidad. La familia de Jesús no es simplemente la familia biológica, unida por los lazos de sangre, sino quien cumple la voluntad de Dios. Con ello destaca el hecho de que María, como lo reconocerá siempre la comunidad cristiana, es el modelo perfecto de aquellos que hacen la voluntad de Dios, por lo que no sólo es su madre en sentido biológico, sino también lo es de manera espiritual, y por ello trascendente. 

Por ello pertenecerán realmente a la familia de Jesús y María aquellos que hacen la voluntad de Dios. ¿Podríamos decir que nosotros formamos parte de esta familia? 

Acción

Señor Jesús, por tu medio he llegado a ser un digno invitado del banquete de tu eucaristía, que es una anticipación del banquete futuro de tu reino. Ayúdame a permanecer fiel a ti para que, así como participo del banquete de la eucaristía, sea hallado digno de participar en el banquete eterno de tu reino.

Haré lo posible por participar en otra misa además de la del domingo. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica