Lecturas - Viernes 23 de enero de 2015


Tiempo litúrgico: Ordinario
Color: Verde

Santoral



Primera Lectura: Hebreos 8,6-13
"Es mediador de una alianza mejor"

Ahora a nuestro sumo sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda. Pero a los antiguos les echa en cara: "Mirad que llegan días -dice el Señor-, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. 

Ellos fueron infieles a mi alianza, y yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 

Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados." Al decir "alianza nueva", dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer.

Salmo Responsorial: 84
"La misericordia y la fidelidad se encuentran."
  • Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra.
  • La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo.
  • El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.

Evangelio: Marcos 3,13-19
"Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros"

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó."

Reflexión

“En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él.” Siempre he leído ese “quiso” en los dos sentidos que tiene en español: Llamó a los que le dio la gana y llamó a los que amaba. Ellos se fueron con él y los hizo sus compañeros. Nos han dejado sus nombres, hasta el del traidor no cae en el olvido. Fueron compañeros de Jesús y eso no se olvida, los llamó por sus nombres, los llamó porque quiso, porque les quiso. 

En la Iglesia el número de los compañeros de Jesús se fue aumentando (aunque también aumentaron los traidores), pero la cercanía y el cariño por cada uno de nosotros no ha disminuido. Tal vez seamos más de doce, pero Dios sigue sin contar en centímetros ni en multitudes. Cada uno de nosotros, uno a uno, tenemos que aumentar nuestro amor a Dios, nuestro Padre, la cercanía a Jesucristo y el trato al Espíritu Santo. Y debemos ayudarnos unos a otros a amarle cada día más, y de ser acicate para aquellos que no le conocen y aliento para los que piensan en la traición. 

El grupo de los doce era pequeño, pero transformó el mundo conocido. Los podemos llamar por sus nombres. No se anunciaban a sí mismo sino a Jesucristo y por eso el anuncio perdura. Cuando nosotros anunciamos a Jesucristo, muerto y resucitado, entonces el anuncio sigue vivo, cuando nos anunciamos a nosotros mismos nos acompaña en el ataúd.

¿Cuántos somos los católicos en el mundo? La verdad es que no tengo ni idea ni me apetece buscar estadísticas, con que uno estuviese realmente enamorado del Señor sería bastante. Cuando comienza la Iglesia, los que están con Jesús, sólo eran María y José. Sólo dos, pero de tal calidad que nos siguen sosteniendo a nosotros tantos siglos después. Como los discípulos en el cenáculo (excepto el traidor, que se desesperó), esperamos nuestro Pentecostés unidos a María nuestra Madre.

Comentarista 8, Archidiócesis de Madrid

Acción

Señor, gracias por grabar tu ley y deseos en mi corazón, eso es lo que en muchas ocasiones me ha mostrado cuál es el camino correcto, he tenido dudas por aquellas cosas que ignoro pero siempre puedo sentir el fuego de tu Palabra grabada en mi corazón que me dice lo que está bien y lo que no. Enséñame, amado Señor, a oír con más claridad esa ley y a obedecerla ya que tú y yo sabemos que aunque siempre me ha advertido, no siempre le he hecho caso.

Hoy memorizaré un texto bíblico y me haré consciente de que más que aprender, en realidad, es como si recordara algo que ya sabía debido a la Palabra que Dios grabó en mi interior. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa - Archidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica