Lecturas - Viernes 7 de marzo de 2015


Tiempo litúrgico: Cuaresma
Color: Morado

Santoral

Primera Lectura: Génesis 37,3-28
"Ahí viene el de los sueños, vamos a matarlo"

José era el preferido de Israel, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo. Sus hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José: "Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar donde están ellos." José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. 

Ellos lo vieron desde lejos. Antes de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros: "Ahí viene el de los sueños. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños." Oyó esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo: "No le quitemos la vida." Y añadió: "No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no pongáis las manos en él." Lo decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre. 

Cuando llegó José al lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica con mangas, lo cogieron y lo echaron en un pozo vacío, sin agua. Y se sentaron a comer. Levantando la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma, bálsamo y resina de Galaad a Egipto. 

Judá propuso a sus hermanos: "¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlo a los ismaelitas y no pondremos nuestras manos en él, que al fin es hermano nuestro y carne nuestra." Los hermanos aceptaron. Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su hermano, lo sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas. Éstos se llevaron a José a Egipto.

Salmo Responsorial: 104
"Recordad las maravillas que hizo el Señor."
  • Llamó al hambre sobre aquella tierra: cortando el sustento de pan; por delante había enviado a un hombre, a José, vendido como esclavo.
  • Le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argolla, hasta que se cumplió su predicción, y la palabra del Señor lo acreditó.
  • El rey lo mandó desatar, el señor de pueblos le abrió la prisión, lo nombró administrador de su casa, señor de todas sus posesiones.

Evangelio: Mateo 21,33-43.45-46
"Éste es el heredero: venid, lo mataremos"

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. 

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. 

Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? 

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos." Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta."

Reflexión
La Iglesia, nuevo pueblo de Dios

La escena descrita en la parábola del evangelio de hoy no era desconocida para los oyentes de Jesús. Las familias de campesinos que tenían arrendadas las tierras a la élite de los latifundistas, apenas les quedaba para su sustento después de pagar a los dueños y los impuestos de los romanos. Esto provocó una gran inestabilidad social. Pero en esta escena los viñadores se atreven a matar al hijo del dueño. Esto era ir demasiado lejos.

Jesús expresa el presentimiento de un final trágico en su misión, semejante al de otros enviados por Dios. Es rechazado por Israel, el pueblo elegido, y el reino se le entregará a la Iglesia. Los viñadores son los jefes del pueblo y se obstinan en no dar los frutos a su tiempo. El dueño de la viña, Dios Padre, le resucitará y nacerá la Iglesia cristiana como respuesta a este rechazo. Aquí entendemos el envío de los discípulos a todos los pueblos con la misión de anunciar la buena noticia de la salvación entregándole el reino a este nuevo pueblo mesiánico.

José es también rechazado por sus hermanos por envidia a lo que Dios hace en él y tienen intención de matarlo. Pero el Señor no deja que fracase su plan de salvación y no permite la muerte de José. El salmo 104 invita a recordar que la mano de Dios acompaña a sus siervos y a su pueblo protegiéndoles y salvándoles.

Nosotros también somos discípulos de Jesús, miembros de la Iglesia, herederos del reino, y tenemos la misión de anunciarlo a todos nuestros coetáneos. Participamos en su plan salvífico y, observar las leyes y los mandamientos del Señor, es la manera de vivir este reino, que respalda este anuncio desde la coherencia de vida con nuestra fe. Además, debe nacer en nosotros como respuesta agradecida a la fidelidad histórica de Dios y a lo que ha hecho y hace por nosotros, aún en riesgo de perder la vida. ¿Te has planteado esto? ¿Lo vives así?

Escrito por Comentarista 3 el 6 de marzo de 2015. Posteado en Comentario a las Lecturas, sitio web Archidiócesis de Madrid.

Acción

Señor, enséñame a ser determinante en las situaciones de justicia, principalmente en mi propia vida, en mi casa, con los míos, en mi trabajo, siendo productivo y contribuyente; pero además dame la oportunidad y el carácter para levantar la voz en situaciones de injusticia social que tanto nos afectan hoy en día, quiero levantar la voz por los que no la tienen o los que no son escuchados.

Hoy observaré las situaciones de injusticia social y, además de orar por cada una, meditaré en cuáles de ellas yo podría aportar algo, aunque pareciera poco pero, al fin, algo

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa y Archidiócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Epíscopal de Costa Rica