Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Jueves 14 de mayo de 2015


Tiempo Litúrgico: Pascua
Color: Rojo

Santoral


Primera Lectura: Hechos 1,15-17.20-26
"Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles"

Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo (había reunidas unas ciento veinte personas): "Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro grupo y compartía el mismo ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: "Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella", y también: "Que su cargo lo ocupe otro". 

Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión." 

Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron así: "Señor, tú penetras en el corazón de todos; muéstranos a cuál de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio." Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.

Salmo Responsorial: 112
"El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo."
  • Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
  • De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre el cielo.
  • ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
  • Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.

Evangelio: Juan 15,9-17
"No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. 

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros."

Reflexión
Amor con denominación de origen

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El evangelio de hoy nos sitúa en el horizonte del verdadero amor. Primero, un amor de elección, porque el amor de Dios no lo hemos elegido nosotros, sino que lo recibimos como un don. Nos precede en todo. Es el amor primero, absolutamente primero, que está en el origen de nuestra singularidad personal. Es, además, un amor de amistad. Si la relación con Dios no se va configurando como una intimidad de amigos, cae fácilmente en el servilismo y se convierte en la relación del que cumple y hace con el temor del esclavo y no con el amor de amigo. 

Es, además, un amor operativo, porque si todos mis rezos, devociones, prácticas, éxtasis y efluvios espirituales no me llevan a amar y entregarme a los demás de forma concreta, y especialmente al que tengo al lado todo el día, quizá es que vivo en el mundo de las ideas de Platón y me dedico a rezar, en nombre de Cristo, a los dioses del Olimpo. 

Es, además, un amor que tansforma la vida, es decir, me lleva a cumplir los mandamientos, a ser y vivir de acuerdo con lo que creo y rezo. Se está haciendo habitual vivir en la doble moral: con la moral religiosa ya cumplo a diario en la Misa de ocho por la mañana; con la otra, con la de todo el mundo, cumplo a diario en el trabajo, a partir de las nueve de la mañana. Y aquí, en el trabajo, el evangelio es otro, porque se trata de ganar más dinero, de subir en prestigio personal, etc., aunque para ello tenga que estafar, mentir, ningunear o aprovecharme del vecino.

El Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo, es también nuestra fuente de amor. Sin Él no podemos permanecer en el amor, porque nos dejamos llevar de nuestra falta de ganas y de nuestros estados de ánimo. Pero, la medida del amor no está en nosotros, no la elegimos nosotros. 

Estamos llamados a amar a imagen de Dios, no según nuestra idea reducida o equivocada del amor. Que el Espíritu Santo nos enseñe a descubrir y vivir el verdadero amor, el que lleva el sello auténtico de la Cruz. Es la denominación de origen del verdadero amor cristiano.

Escrito por Comentarista 2 el 14 de mayo 2015. Posteado en Comentario a las Lecturas, Arquidiócesis de Madrid.

Acción

Señor, te presento cada situación en mi vida. Yo sé que tú las conoces muy bien, pero quiero, Señor, confirmar que me siento necesitado de que tu mirada se pose permanentemente en mí. Amén.

Durante este día, preguntaré verbalmente al Señor en oración sobre cada cosa que ocurra, desde las más sencillas hasta las más serias. 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa - Arquidócesis de Madrid
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica