Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Jueves 18 de junio de 2015

Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Verde

Santoral


Primera Lectura: II Corintios 11, 1-11
"Os anuncié de balde el Evangelio de Dios"

Hermanos: Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo menos que esos súper apóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. 

¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

Salmo Responsorial: 110
"Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor."
  • Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.
  • Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente.
  • Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud.

Evangelio: Mateo 6, 7-15
"Vosotros rezad así"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: 

"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." 

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."

Reflexión

Quisiera hoy centrar nuestra reflexión sobre el perdón. Ante todo, debemos entender que el perdón no es un sentimiento, sino un acto de la voluntad. Cuando una persona nos ofende, se crea en nosotros un "sentimiento" (generalmente de resentimiento, pudiendo incluso llegar al odio) del cual, de manera ordinaria, no podemos tener control, pues responde a una acción que toca un área "espiritual" (lo mismo podemos decir del amor, la envidia y otros). 

Este sentimiento se incrementará con la repetición de acciones semejantes a las que lo crearon y/o reaccionando de acuerdo con el "impulso" natural de este sentimiento (en este caso, sería la agresión); en cambio, disminuirá, pudiendo llegar a desaparecer, con una respuesta contraria a la que el sentimiento genera. Perdonar es la decisión que el hombre toma de no reaccionar conforme al sentimiento, sino por el contrario, buscar la acción que pueda ayudar a que éste desaparezca, como puede ser una sonrisa, el servicio, la cortesía. 

Por ello, el perdón exige renuncia, renuncia a nosotros mismos, a nuestro afán de venganza, a actuar conforme a nuestra pasión. En pocas palabras, perdonar es devolver bien a cambio de mal. Sólo si nosotros perdonamos, tendremos también el perdón de Dios, y más aún: experimentaremos la verdadera alegría de amar. No es fácil, pero todo es posible con la gracia de Dios

Oración

Señor, quiero permanecer unido a tu cuerpo místico, que es la Iglesia, para que no vaya yo a extraviarme en mi caminar hacia ti; sé que si obedezco a tu Palabra, transmitida fielmente por la Iglesia, será más difícil que me deje engañar por el enemigo del Reino.

Acción

Revisaré los textos que leo, buscaré documentos de autores cristianos, para no apartarme de las enseñanzas de mi Madre la Iglesia.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica