Lecturas de la Misa y reflexión sobre el Evangelio - Viernes 3 de julio de 2015


Tiempo Litúrgico: Ordinario
Color: Rojo

Santoral:


Primera Lectura: Efesios 2, 19-22.
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, por que han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Salmo responsorial: 116, 1.2.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
  • ¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! 
  • Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. ¡Aleluya!

Evangelio según Juan 20, 24-29
¡Señor mío y Dios mío!

Tomás, uno de los Doce a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".

Reflexión

La bienaventuranza que hoy hemos leído en este pasaje del evangelio está dirigida a nosotros: a los que sin ver hemos creído.

A los que sin ver a Jesús resucitado creemos que él está vivo, que es Dios, que camina con nosotros hasta la consumación de los siglos. Esto es lo que nosotros llamamos fe, es decir, tener la certeza de una realidad que no vemos. 

Tener fe en la resurrección de Jesús, significa que nosotros creemos que él es verdadero Dios, y si esta es una verdad aceptada y vivida en el corazón, entonces estamos seguros que todo lo que él dijo y prometió mientras predicaba, es verdad: es verdad que somos habitados por el Espíritu Santo; es verdad que todo lo que pidamos con fe se nos dará; es verdad que tenemos reservado un lugar en la eternidad con Jesús; es verdad que la vida vivida en el amor de Jesús es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Por eso alégrate y goza tú que sin ver has creído.

Oración

Gracias, Jesús, por haber pagado un alto costo para que yo tuviera vida y para incluirme en tu familia, gracias por hacerme tu hermano y convertirme en hijo del Padre del cielo. Sólo te pido tu gracia para vivir y actuar como corresponde a un miembro de tan maravillosa familia. Además, te pido la capacidad de ir añadiendo a más personas a esta grande, divina y eterna familia.

Acción

Sabiendo que un día en el cielo podremos abrazar a cada miembro de la Familia celestial; hoy abrazaré a las más personas posibles, siendo consciente de que ellos también son parte o pueden ser integrantes de esta.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, Evangelio del Día
Verificado en:
Ordo Temporis 2015, Conferencia Episcopal de Costa Rica