Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Miércoles 16 de octubre de 2019.


Tiempo Litúrgico: Ordinario, Semana XXVIII 
   Color del día: Verde   

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos (2, 1-11)
Dios pagará a cada cual según sus obras.

No tienes disculpa tú, quienquiera que seas, que te constituyes en juez de los demás, pues al condenarlos, te condenas a ti mismo, ya que tú haces las mismas cosas que condenas; y ya sabemos que Dios condena justamente a los que hacen tales cosas.

Tú, que condenas a los que hacen las mismas cosas que haces tú, ¿piensas que vas a escapar del juicio de Dios? ¿Por qué desprecias la bondad inagotable de Dios, su paciencia y su comprensión, y no te das cuenta de que esa misma bondad es la que te impulsa al arrepentimiento?

Pues por la dureza de tu corazón empedernido, vas acumulando castigos para el día del castigo, en el que Dios se manifestará como justo juez y pagará a cada uno según sus obras. A los que buscaron la gloria y el honor que no se acaban, y perseveraron en hacer el bien, les dará la vida eterna; en cambio, a los que por egoísmo se rebelaron contra la verdad y cometieron injusticias, les dará un castigo terrible.

Todo aquel que haga el mal, el judío primeramente, pero también el no judío, tendrá tribulación y angustia; en cambio, todo aquel que haga el bien, el judío primeramente, pero también el no judío, tendrá gloria, honor y paz, porque en Dios no hay favoritismos.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Uno de los elementos que valdría la pena subrayar en nuestra reflexión es el hecho de que para Dios no hay "favoritismos". Esto porque algunos de nuestros hermanos, por desgracia, no son asiduos a la oración, ni frecuentan la Eucaristía dominical, y se concretan a la vida exterior: bautizar a los hijos, la primera comunión, matrimonio eclesial, pero que creen que por el hecho de ser bautizados ya aseguraron un lugar en el cielo.

O, por otro lado, aquellos que, de modo contrario, no pierden una misa, se confiesan, comulgan, pero llevan una vida personal y familiar desordenada y piensan que por el hecho de sus prácticas religiosas van alcanzar el premio eterno. San Pablo es muy claro en este pasaje: "Dios dará a cada uno lo que merece de acuerdo a sus OBRAS". Recordemos que Jesús mismo nos dijo: "No todo el que me dice Señor, Señor se salvará, sino aquel que hace la voluntad del Padre que está en los cielos".

Es importante ser bautizado y cumplir con todo lo que la santa Iglesia nos invita a vivir en comunión con la comunidad, pero es fundamental que todo esto se vea reflejado en nuestra vida diaria, en una vida marcada por la caridad, la humildad y el respeto. Busca, pues, que toda tu vida dé testimonio de tu unión con Jesús, de manera que tus buenas obras le den gloria.

Salmo responsorial
(Sal 61, 2-3. 6-7. 9)
R/ Sólo en Dios he puesto mi confianza. 
  • Sólo en Dios he puesto mi confianza, porque de él vendrá el bien que espero. El es mi refugio y mi defensa, ya nada me inquietará. R. 
  • Sólo Dios es mi esperanza, mi confianza es el Señor: es mi baluarte y firmeza, es mi Dios y salvador. R. 
  • De Dios viene mi salvación y mi gloria; él es mi roca firme y mi refugio. Confía siempre en él, pueblo mío, y desahoga tu corazón en su presencia, porque sólo en Dios está nuestro refugio. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (11, 42-46)
¡Ay de ustedes, fariseos!
¡Ay de ustedes también, doctores de la ley!

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello.

¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”

Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: “Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”

Reflexión sobre el Evangelio

La ley tiene como único fin ayudarnos a vivir de acuerdo al amor. Cada uno de los mandamientos expresa el deseo de Dios de que el hombre crezca y madure en el amor. Sin embargo, cuando la ley se convierte en fin, en sí misma, deja de expresar el deseo del legislador y se convierte en un yugo difícil de llevar.

Peor aún cuando nosotros mismos nos convertimos en los legisladores para hacer una ley a nuestra medida y necesidades, pues esto, lejos de conducirnos a la meta que es Dios, nos aleja de él y nos confina a la oscuridad, a la ignorancia, a la angustia.

Si tú cumples la ley sólo porque es la ley (por miedo al castigo) eres todavía un esclavo de la ley; pero si tú la cumples porque en ella descubres un camino para crecer en el amor, tu vida se abre hacia la felicidad perfecta. Como ejemplo sencillo podrías pensar hoy ¿qué te mueve el domingo para ir a misa?

Oración

Señor Jesús, continua iluminándome con la luz de tu Espíritu Santo para poder cambiar en mi vida las cosas que debo cambiar, y dejar de criticar en los demás las fallas que no quiero o no puedo ver en mí. Ayúdame, Señor, a amoldar mi conciencia según el Evangelio.

Acción

Haré un examen profundo de conciencia para analizar en mí cuáles son las cosas que me impiden ser un verdadero testigo del Dios vivo, y empezaré a trabajar para erradicarlas de mi vida.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. 
Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Pbro. Ernesto María Caro 

Adaptado de: 
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa 
Verificado en: 
Ordo Temporis Ciclo C - 2019, Conferencia Episcopal de Costa Rica