Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Viernes 12 de junio de 2020.


Tiempo Litúrgico: Ordinario II - Semana X.
   Color del día: Verde.  

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura del primer libro de los
Reyes (19, 9. 11-16)
Quédate en el monte,
porque el Señor va a pasar.

Al llegar al monte de Dios, el Horeb, el profeta Elías entró en una cueva y permaneció allí. El Señor le dijo: “Sal de la cueva y quédate en el monte para ver al Señor, porque el Señor va a pasar”.

Así lo hizo Elías, y al acercarse el Señor, vino primero un viento huracanado, que partía las montañas y resquebrajaba las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Se produjo después un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Luego vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se escuchó el murmullo de una brisa suave. 

Al oírlo, Elías se cubrió el rostro con el manto y salió a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: “¿Qué haces aquí, Elías?” El respondió: “Me consume el celo por tu honra, Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo y me andan buscando para matarme”.

El Señor le dijo: “Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco. Ve y unge a Jazael como rey de Siria; a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de Israel; y a Eliseo, hijo de Safat, úngelo comoprofeta, sucesor tuyo”.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Al revisar la historia de Israel podemos ver en ella nuestra propia historia, nuestras propias actitudes de rebeldía, como hoy nos lo hace ver el profeta. Pero también en ella vemos que Dios, a pesar de todo, se mantiene fiel a la Alianza y continúa enviando a nosotros profetas y dirigentes, que con su palabra y su testimonio de vida nos animan y corrigen para que continuemos nuestro camino y volvamos nuevamente a la fidelidad y al amor a nuestro Señor.

No seamos, pues, sordos a esas voces que resuenan en nuestras oficinas, en nuestras universidades y en nuestras plazas invitándonos a una conversión más profunda, a dejar el pecado y a volver nuestro rostro a Dios. Pidamos a Jesús, el buen pastor, que continúe suscitando entre nosotros hombres y mujeres que, como Elías, sientan ese profundo "celo" por las cosas de Dios; para que nunca falte la fe en nuestro pueblo, en nuestra familia y en nosotros mismos.

Salmo responsorial
(Sal 26,7-8a. 8b-9abc. 13-14)
R/ Oye, Señor, mi voz y mis clamores.
  • Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión; el corazón me dice que te busque y buscándote estoy. R.
  • No rechaces con cólera a tu siervo, tú eres mi único auxilio; no me abandones ni me dejes solo, Dios y salvador mío. R.
  • La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (5, 27-32)
Todo el que mire con malos deseos
 a una mujer, ya cometió adulterio
con ella en su corazón.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.

También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio”.

Reflexión sobre el Evangelio

En este pasaje Mateo une dos enseñanzas: una sobre el pecado y otro sobre el adulterio. El ejemplo que pone Jesús de arrancarse un ojo o una mano, desde luego que no debe ser tomado al pie de la letra, pues está ejemplificando la importancia y lo doloroso que, a veces puede resultar, el apartarse de las ocasiones de pecado.

Compara el dolor y la pérdida sustancial de uno de nuestros miembros a la de dejar aquello que sabemos que nos lleva al pecado. Con esto en mente, podemos entender que es mejor dejar o alejarse de una amistad, de un lugar, de un trabajo con todo el dolor y la pérdida que esto significa, si esta amistad, lugar, trabajo están siendo la ocasión de pecado.

Esta es quizás la enseñanza más fuerte y explícita de las consecuencias del pecado y de la lucha contra el mismo y lo doloroso que representa una conversión profunda y total a Jesús como Señor. Por lo tanto, si alguna cosa, persona o lugar te son ocasión de pecar ¡aléjalas de ti!, pues es mejor no tenerlas, que perder la vida en Cristo.

Oración

Señor, gracias por dejarme disfrutar de tu presencia que es como una suave brisa que renueva mis fuerzas. Te pido que, por la fuerza de tu Espíritu, me des un gran celo por tu honra; que en cada situación de mi vida diaria, esté siempre buscando cómo lograr que más personas te honren, ya sea por mi testimonio de vida o porque al fin te encuentren.

Acción

Hoy pondré especial atención en mis actividades y buscaré la manera de que en ellas Dios sea honrado por más personas.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A – 2020, Conferencia Episcopal de Costa Rica