Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 25 de agosto de 2020.


Tiempo Litúrgico: Ordinario II - Semana XXI.
   Color del día: Verde.  

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (2, 1-3. 14-17)
Conserven la doctrina que les he enseñado.

Hermanos: Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas revelaciones ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el día del Señor es inminente. Que nadie los engañe en ninguna forma.

Dios los ha llamado para que, por medio del Evangelio que les hemos predicado, alcancen la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así pues, hermanos, manténganse firmes y conserven la doctrina que les hemos enseñado de viva voz o por carta.

Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y nuestro Padre Dios, que nos ha amado y nos ha dado gratuitamente un consuelo eterno y una feliz esperanza, conforten los corazones de ustedes y los dispongan a toda clase de obras buenas y de buenas palabras.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Esta palabra de Dios, que nos comunica hoy el apóstol san Pablo, es verdaderamente buena noticia.

En medio de todos los rumores que, con frecuencia, circulan sobre el fin del mundo, la Escritura nos confirma que no nos debemos dejar llevar por todos estos vaticinios, los cuales, en lugar de presentar un mensaje de salvación, presentan un mensaje de perdición, lo que lógicamente, como a los tesalonicences, nos lleva a vivir en un estado de inquietud y de angustia que no es propio del Evangelio y de aquellos que se dejan conducir por el Espíritu de Jesús.

Por el contrario, son frutos inconfundibles de la vida cristiana la alegría y la paz interior. El apóstol nos recuerda que Dios nos ama y que nos ha dado gratuitamente esta paz y esta alegría, no dejemos que nada ni nadie, bajo supuestas apariciones o mensajes, sean capaces de arrebatarnos el regalo que Dios nos ha hecho en Cristo.

Es esta paz, esta alegría interior, la que verdaderamente nos dispone a obrar el bien, y es tan notorio que todos lo perciben. Sé hoy el canal por el cual la alegría y la paz de Dios, lleguen a todos y a cada una de las personas que te rodean.

Salmo responsorial
(Sal 95, 10. 11-12a. 12b-13)
R/ Alégrense los cielos y la tierra.
  • “Reina el Señor”, digamos a los pueblos. El afianzó con su poder el orbe, gobierna a las naciones con justicia. R.
  • Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino; salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R.
  • Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (23, 23-26)
Esto es lo que tenían que practicar,
sin descuidar aquello.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad!

Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera”.

Reflexión sobre el Evangelio

El evangelio de hoy nos enseña que la ley, que es buena cuando uno busca crecer en el amor de Dios, se convierte en un monstruo contra el cual se tiene que estar luchando.

Es importante cumplir la ley, pero este cumplimiento no es un cumplimiento irracional, sino que debe llevarnos a lo que inspiró al legislador, que es amar y tener misericordia de los demás, reconociendo que, el único legislador y juez, es Dios.

Pensemos pues, hoy, ¿cómo estamos viviendo la ley? ¿Vamos a misa el domingo sólo porque está escrito en la ley, o porque realmente queremos amar más al Señor?

Oración

Señor, te espero ansiosamente, espero tu regreso majestuoso y lleno de poder, pero lo espero en tu paz y con alegría. Sólo te pido que la acción de tu Espíritu Santo siempre me guíe para permanecer firme en tu amor y en tu verdad; que mi vida esté llena de buenas obras y de buenas palabras.

Acción

Hoy repetiré constantemente "Ven, Señor Jesús" y lo haré pensando en que venga a mi día, en que venga al mundo que no lo conoce y que venga en el día grande y glorioso de su revelación.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A – 2020, Conferencia Episcopal de Costa Rica