Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 8 de setiembre de 2020.


Tiempo Litúrgico: Ordinario II - Semana XXIII. 
   Color del día: Blanco.   

Fiesta:

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Miqueas (5, 1-4)
Mientras no dé a luz
la que ha de dar a luz.

Esto dice el Señor: “De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos.

Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. El se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz”.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Quien ve a María Santísima está viendo la obra perfecta de la creación de Dios. Ella es la concreción del proyecto de Dios para el hombre. Llamada a ser la Madre de Dios, con mano maestra la creó, y la modeló con perfección para que en ella pudiéramos ver nuestra misma imagen, pero llevada al estado de perfección.

Por ello, como dice el apóstol san Pablo, a los que llama, los justifica, es decir los redime, y a los que redime los glorifica. María, llamada a ser Madre del Salvador, fue justificada, es decir, redimida desde el primer momento de su concepción, y al final de su vida, de una vida de respuesta total a Dios, Él mismo la glorificó.

Celebrar la Natividad de María es celebrar nuestro nacimiento a la vida de la gracia, es recordar que la vida humana está llamada a vivirse en la gracia y a participar de la gloria de Dios. Te invito a recordar en este día el día de tu bautismo y a pensar que de la misma manera como María supo responder a Dios, también nosotros podemos, si dejamos que el Espíritu Santo, como en ella, dirija nuestra vida.

Salmo responsorial
(Sal 12, 6ab. 6cd)
R/ Me llenaré de alegría en el Señor.
  • Confío, Señor, en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación. R.
  • Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, tocaré mi música en honor del Dios altísimo. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (1, 1-16. 18-23)
Ella ha concebido
por obra del Espíritu Santo.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Reflexión sobre el Evangelio

Este pasaje de la historia de José y María nos presenta el desarrollo final de un proyecto maravilloso pensado por Dios, después del pecado de nuestros primeros padres. Dios no estaba dispuesto a dejar que su proyecto de amor para el hombre se arruinara por culpa del pecado y del intruso que había llevado a la muerte a sus creaturas.

Así que fue desarrollando un maravilloso plan que entra en su última etapa con el nacimiento de nuestra Madre Santísima, la purísima Virgen María. Su nacimiento marca el momento en que dicho proyecto inicia su fase de desarrollo.

Qué lejos estaban los padres de nuestra Madre santísima de conocer los divinos planes que Dios tenía para su hija, la cual llegaría a ser la madre del Emmanuel, como nos lo indica nuestro texto evangélico.

Este proyecto de salvación aún no termina y cada uno de nosotros tiene una participación mucho muy especial, por lo que desde el momento de nuestro nacimiento, Dios puso en nosotros, como en María, todos los dones que necesitaríamos para cumplir este plan.

Nuestro nacimiento pone en marcha esa parte del plan, en el cual no pueden faltar, a pesar de que en su realización tengamos, momentos de sufrimiento y dificultad. No te asustes ni te angusties en estos momentos difíciles, ya que si para superarlos Dios necesitara enviarte un ángel, no dudes que lo hará. Eres parte de un proyecto y Dios no te dejará solo, como lo hizo con María, solo déjate conducir como ella por el Espíritu Santo.

Oración

Madre María, enséñame a ser cómo TÚ, a tener un corazón dócil, a llenarme de la gracia de Dios y sobre todo, a decir siempre "sí". Ruega por nosotros, santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Acción

Hoy imitaré con más tezón tres valores fundamentales en María:
1. Su humildad.
2. Su comunión con Dios.
3. Y su actitud de servicio constante.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A – 2020, Conferencia Episcopal de Costa Rica