Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones – Martes 20 de octubre de 2020.


Tiempo Litúrgico: Ordinario II - Semana XXIX. 
   Color del día: Verde.   

Memoria libre:

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios (2, 12-22)
Cristo en nuestra paz; él hizo de los judíos
y de los no judíos un solo pueblo.

Hermanos: Recuerden que antes vivían ustedes sin Cristo, que estaban excluidos de la ciudadanía de Israel y eran extraños a las alianzas y promesas, y no tenían esperanza ni Dios en este mundo. Pero ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio; él abolió la ley, que consistía en mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y para reconciliar a ambos, hechos un solo cuerpo, con Dios, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo al odio.

Vino para anunciar la buena nueva de la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca. Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre, por la acción de un mismo Espíritu.

En consecuencia, ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

El pueblo judío consideraba como "paganos" a todos los que no pertenecían a ellos, los cuales, estaban excluidos de la salvación de Dios. Esta idea se extendió al cristianismo, por ello esta carta de san Pablo puede ser considerada como "la carta magna del Ecumenismo". Es una invitación, primeramente, a salir de nuestro "grupismo". Es triste que esto se dé entre cristianos pero es la realidad.

No faltan en nuestra Iglesia quienes consideran que sólo los miembros de un grupo apostólico o de una espiritualidad particular, son los que están viviendo auténticamente el cristianismo, incluso que los demás están en peligro de perder la salvación eterna, por lo que los critican agriamente o se dedican a hacer "proselitismo" entre los demás grupos.

Esto no es otra cosa que hacer infructuosa la acción del Espíritu Santo, que actúa en todos de un modo particular y misterioso empujando a la Iglesia hasta la santidad plena.

Cada espiritualidad responde a una necesidad de la Iglesia y complementa de esta manera los recursos espirituales con los cuales Dios la enriquece, de manera que todos puedan encontrar un ambiente y un espacio que les ayude a alcanzar la santidad. Lo mismo podríamos decir de nuestros hermanos separados.

Por ello el concilio Vaticano II expresa:

"En la única Iglesia de Dios, ya desde los primeros tiempos, se efectuaron algunas escisiones que el Apóstol condena con severidad, pero en tiempos sucesivos surgieron discrepancias mayores, separándose de la plena comunión de la Iglesia no pocas comunidades, a veces no sin responsabilidad de ambas partes. Pero los que ahora nacen y se nutren de la fe de Jesucristo dentro de esas comunidades no pueden ser tenidos como responsables del pecado de la separación, y la Iglesia católica los abraza con fraterno respeto y amor; puesto que quienes creen en Cristo y recibieron el bautismo debidamente, quedan constituidos en alguna comunión, aunque no sea perfecta, con la Iglesia católica." (UR 3).

 Abramos nuestro corazón a la comunión, somos una sola familia.

Salmo responsorial
(Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14)
R/ Dale, Señor, la paz a tu pueblo.
  • Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. R.
  • La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la felicidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R.
  • Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 35-38)
Dichosos aquellos a quienes su señor, 
al llegar, encuentre en vela.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos”.

Reflexión sobre el Evangelio

En diferentes ocasiones hemos escuchado rumores sobre el fin del mundo. Esto con frecuencia produce inquietud y desasosiego en muchos cristianos, lo cual nos lleva a perder la paz y la libertad que Dios nos regala. Todos estos rumores solo buscan confundirnos. Hoy hemos escuchado que el regreso de Cristo, y con ello el fin del mundo, es algo que llegará de sorpresa. Por ello es necesario vivir preparados.

Quien vive en gracia y de acuerdo al Evangelio no está preocupado de cuándo o a qué hora llegará; sabe que cuando llegue será el día más feliz de su vida pues verá a su Señor tal como es y así, su amor y su felicidad, serán colmados. No nos dejemos engañar, y vivamos siempre listos, en la alegría y la paz de Dios.

Oración

Señor, dame un espíritu de unidad y ayúdame a entender la majestad de tu obra que busca que todos los hombres lleguemos al conocimiento pleno de la verdad. Que no busque yo, Dios mío, algún interés particular, sino sólo que tu Nombre sea glorificado.

Acción

Hoy buscaré convivir con alguna persona de las que me cuesta más trabajo entender y con la que conviva menos, y buscaré ser paciente y respetuoso.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis Ciclo A – 2020, Conferencia Episcopal de Costa Rica