Lecturas de la Misa del día y su reflexión. Sábado, 25 de junio de 2022.


Tiempo Litúrgico: Ordinario - Semana XII.
   Color del día: Blanco.  


Primera Lectura
Del libro de las Lamentaciones
(2, 2. 10-14. 18-19)
Jerusalén, clama al Señor con toda el alma.

El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob; en su furor ha destruido las fortalezas de Judá; ha echado por tierra y deshonrado al rey y a sus príncipes.

En el suelo están sentados, en silencio, los ancianos de Sión; se han echado ceniza en la cabeza y se han vestido de sayal. Humillan su cabeza hasta la tierra las doncellas de Jerusalén.

Mis ojos se consumen de tanto llorar y el dolor me quema las entrañas; la bilis me amarga la boca por el desastre de mi pueblo, al ver que los niños y lactantes desfallecen en las plazas de la ciudad.

Los niños les preguntan a sus madres: “¿Dónde hay pan?” Y caen sin fuerzas, como heridos, en las plazas de la ciudad, y expiran en brazos de sus madres.

¿Con quién podré compararte, Jerusalén? ¿Con quién te podré asemejar? ¿O qué palabras te podré decir para consolarte, virgen, hija de Sión? Inmensa como el mar es tu desgracia. ¿Quién podrá curarte?

Tus profetas te engañaron con sus visiones falsas e insensatas. No te hicieron ver tus pecados para evitarte así el cautiverio, y sólo te anunciaron falsedades e ilusiones.

Clama, pues, al Señor con toda el alma; gime, Jerusalén; deja correr a torrentes tus lágrimas de día y de noche; no te concedas descanso; que no dejen de llorar las niñas de tus ojos.

Levántate y clama al Señor durante toda la noche; derrama como agua tu corazón en la presencia de Dios; alza tus manos hacia él y ruega por la vida de tus pequeñuelos.

Salmo responsorial
(73, 1-2. 3-5a. 5b-7. 20-21)
R/ No te olvides, Señor, de nosotros.
  • ¿Por qué, Dios nuestro, nos has abandonado y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño? Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo, de la tribu que rescataste para posesión tuya, del monte Sión, donde pusiste tu morada. R.
  • Ven a ver estas ruinas interminables: el enemigo ha arrasado todo el santuario; rugieron los agresores en medio de tu asamblea, levantaron sus estandartes. R.
  • Parecía que se abrían paso a hachazos en medio de la maleza. Con martillos y mazos destrozaron todas las puertas; prendieron fuego a tu santuario, derribaron y profanaron tu morada. R.
  • Acuérdate de tu alianza, Señor, pues todo el país está lleno de violencia. Que el humilde no salga defraudado, y los pobres y afligidos alaben tu nombre. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (2, 41-51)
María conservaba en su corazón
todas aquellas cosas.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”.

El les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Reflexión: Bendita sea tu pureza

Hoy la Iglesia celebra el Inmaculado Corazón de María, y yo, sin querer, al sentarme a escribir estas líneas he recordado como tantas veces he rezado ese ofrecimiento de mi alma, de mi vida y de mi corazón a la Reina de lo cielos, y he recordado con agradecimiento a las carmelitas de la caridad, que me enseñaron a rezarle a la Virgen, con bastante éxito porque, aún hoy, después de tantos años, sigo desgranando las mimas letras.

Sin embargo, cómo explicar hoy la pureza del corazón de María… hoy que casi nada nos parece pecado, y que nos hemos acostumbrado a que casi todo vale, ¿cómo explicar la pureza? Entonces ha salido en mi ayuda el texto del libro de las Lamentaciones que nos ofrece hoy la liturgia como primera lectura.

Un corazón en pecado, impuro es como ese reino completamente desolado del que habla el texto, un corazón alejado de Dios es el campo de batalla yermo al que el libro llama a lamentarse. «Levántate y grita» dice el texto, un corazón impuro, alejado de Dios, sin duda da miedo.

El corazón de María no es así, como no lo era el corazón de Jesús, del que hablamos ayer. El corazón de María es un vergel, es un hogar, es el lugar de nuestro reposo. Un corazón que es capaz de guardar y meditar los secretos del amor de Dios, un corazón en el que se guardan las palabras, las lágrimas, los suspiros de los que confiados se postran a sus pies.

Y pedirte Señor, un corazón como el de María, podría parecer osado, pero es ciertamente necesario. Necesitamos un corazón puro, que no se enloquezca ante los propios deseo y necesidades, que sepa guardar las preciosas palabras que Dios no dirige, que nos ayude a contemplar esa realidad luminosa, en donde resplandecen los planes de Dios.

Un corazón humilde que ocupa el primer lugar sin que nadie se dé cuenta, sin aspavientos. Un corazón luminoso, capaz de irradiar la luz que solo Dios puede dar. Un corazón como el de María, para poder llegar a ti Señor.

Por Comentarista 11 | sábado, 25 junio 2022 | Comentario a las Lecturas | Archidiócesis de Madrid

Adaptado de:
La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, Archidiócesis de Madrid, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica