Tiempo Litúrgico: Ordinario - Semana XXVIII.
Color del día: Verde.
Memoria libre: San Daniel Comboni.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los gálatas
(4, 22-24. 26-27. 31—5, 1)
No somos hijos de la esclava,
sino de la mujer libre.
Hermanos: Dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la mujer que era esclava y el otro de la que era libre. El hijo de la esclava fue engendrado según las leyes naturales; el de la libre, en cambio, en virtud de la promesa de Dios.
Esto tiene un sentido simbólico. En efecto, las dos mujeres representan las dos alianzas: Agar representa la del monte Sinaí, que engendra esclavos y es figura de la Jerusalén de aquí abajo. Por el contrario, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre. A este respecto dice la Escritura: Regocíjate tú, la estéril, la que no das a luz; rompe a cantar de júbilo, tú, la que no has sentido los dolores del parto; porque la mujer abandonada tendrá más hijos que aquella que tiene marido.
Así pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
Reflexión sobre la Primera Lectura
En el final de esta explicación que hace san Pablo sobre la relación entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, nos instruye sobre la libertad que Cristo ha ganado para nosotros. Hemos sido liberados por Cristo de manera que los preceptos de la ley se han cambiado por la libertad que da el amor y el Espíritu. No es que se hayan quitado las prescripciones de la ley sino que ahora en lugar de obligarnos, el amor nos impulsa.
Es muy triste que todavía haya personas que no sólo digan, sino que incluso se lamenten de la necesidad de ir a Misa. Se sienten obligadas, forzadas a asistir. Quien deja que el Espíritu Santo obre en su vida, lo libera, dándole amor, de manera que la Eucaristía dominical deja de ser una "carga", un yugo que esclaviza, para convertirse en un verdadero gozo, algo deseado y amado, lo cual le permite vivirla con toda su intensidad.
Esta es la acción liberadora de Cristo. Su Espíritu, que mora en nosotros por la fe, nos hace amar todo en lo que el Señor nos ha instruido. No seas esclavo de la ley, pídele al Espíritu que te enseñe y que te mueva a amarla. Esta es la novedad del Nuevo Testamento.
Salmo responsorial
(Sal 112, 1-2. 3-4. 5a y 6-7)
R/ Bendito sea el Señor,
ahora y para siempre.
- Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor, desde ahora y para siempre. R.
- Desde que sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Dios está sobre todas las naciones, su gloria, por encima de los cielos. R.
- ¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro, que tiene en las alturas su morada, y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo? R.
- El levanta del polvo al desvalido y saca al indigente del estiércol, para hacerlo sentar entre los grandes, los jefes de su pueblo. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (11, 29-32)
A la gente de este tiempo no se le dará
otra señal que la del profeta Jonás.
En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.
Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.
Reflexión sobre el Evangelio
La gente seguía a Jesús fascinada por sus milagros y pidiendo una señal que les comprobara que era verdaderamente el Mesías. Hoy en día, todavía hay mucha gente que continúa buscando los milagros del Señor en lugar de buscar al Señor de los milagros.
Día con día, Dios nos da signos de su presencia, de su amor, y nos invita a vivir en él, a confiar en él, a tenerlo verdaderamente como nuestro Dios y Señor. Basta abrir bien nuestros ojos, sobre todo los del corazón, y nos daremos cuenta que habita entre nosotros, que nos protege en nuestras dificultades, que ni un momento estamos solos.
Los que no lo ven o no lo sienten cercano, generalmente es porque no oran. Si tú no quieres ser de los que se pasan la vida pidiendo a Dios "una señal", ora y como resultado: verás, oirás y amarás.
Oración
Espíritu Santo, dame un amor profundo por la vida espiritual, dame el deseo ardiente de buscar a Dios y de disfrutar en su presencia, llámame a la oración para que no la sienta como una obligación, sino como el privilegio de acercarme como hijo a Dios.
Acción
Hoy haré mis prácticas espirituales cotidianas, pero cuidaré que mi actitud ante ellas sea de alegría y gozo.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica.