Tiempo Litúrgico: Ordinario - Semana XXIX.
Color del día: Rojo.
Memoria obligatoria: San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios (2, 1-10)
Nos dio la vida en Cristo y nos ha
reservado un sitio en el cielo.
Hermanos: Ustedes estaban muertos por sus delitos y pecados, porque en otro tiempo vivían según los criterios de este mundo, obedeciendo al que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, a ese espíritu que ejerce su acción ahora sobre los que resisten al Evangelio.
Entre ellos estuvimos también nosotros, pues en otro tiempo vivíamos sujetos a los instintos, deseos y pensamientos de nuestro desorden y egoísmo, y estábamos naturalmente destinados al terrible castigo de Dios, como los demás.
Pero la misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados.
Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado, y con él nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra por medio de Cristo Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros.
En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Si bien es cierto que desde el momento del bautismo hemos sido adoptados por Dios como verdaderos hijos en Cristo, es necesario que nuestra vida se pueda dividir en un antes y un después.
En la primera comunidad al momento de ser bautizados se hacía una opción personal por el Evangelio, una aceptación total y definitiva por Cristo y su Evangelio, de manera que esto dividía la vida.
Esta es la razón por la cual san Pablo dice: "antes ustedes vivían de una manera desordenada sujetos a sus pasiones". Si verdaderamente queremos participar del sitio que Dios ha reservado para cada uno de nosotros en el cielo, y hacer de esta tierra el Reino de Dios, es necesario que hagamos del Evangelio nuestra norma de vida. Esto nos llevará a tener un estilo de vida distinto.
Por la acción del Espíritu Santo, la cual dejaremos en libertad, no estaremos más sujetos a las pasiones desordenadas y tendremos la libertad para vivir en el amor y la paz de Dios.
Si aún no has tomado esta decisión, que es la más importante de tu vida, te invito a prepararte para ella y decidirte de una vez y para siempre por Cristo, por su Evangelio, por su estilo de vida, por sus proyectos, por su Cruz.
Salmo responsorial
(Sal 99, 2. 3. 4. 5)
R/ El Señor es nuestro dueño.
- Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R.
- Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R.
- Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo. R.
- Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 13-21)
¿Para quién serán todos tus bienes?
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.
Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico tuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’.
Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.
Reflexión sobre el Evangelio
Ante esta propuesta del evangelio nos podríamos preguntar: ¿es malo entonces tener riquezas? Y la respuesta es no. Lo que pone o puede poner en peligro nuestra vida de gracia es acumular.
Jesús nos explica hoy que tener sólo por atesorar, empobrece nuestra vida y priva a los demás de los bienes que han sido creados para todos. Decía un santo: "Lo que te sobra, no te pertenece".
La belleza de la vida cristiana consiste en adquirir, por medio de la gracia, la capacidad de compartir.
Deja que las cosas, como el agua entre nuestras manos, corran hacia los demás. Esta es la verdadera libertad que lleva al hombre a experimentar la paz y la alegría perfecta.
Oración
Padre Celestial, tu misericordia y amor son muy grandes; porque yo estaba muerto por mis pecados, y tú me diste la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad tuya he sido salvado. Con Cristo y en Cristo me has resucitado, y con él me has reservado un sitio en el cielo.
Acción
Hoy me repetiré constantemente: "He sido salvado por la gracia y el amor de mi Dios". Y veré en qué cosas de mi vida no estoy obrando como un salvado por Dios.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica.