Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 22 de diciembre de 2022.


Tiempo Litúrgico: Adviento - Semana IV.
   Color del día: Morado.  

Memoria libre: Santa Clotilde.

Primera Lectura
Lectura del primer libro de
Samuel (1, 24-28)
Ana dió gracias por el nacimiento de Samuel.

En aquellos días, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.

Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Este es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor.

Reflexión sobre la Primera Lectura

La liturgia hoy nos propone este pasaje del libro de Samuel para hacernos conscientes de que Jesús, el niño esperado, el Salvador, ya es una realidad en el mundo.

Hace poco más de dos mil años, una hermosa Mujer, llena de gracia, hizo posible que el Salvador se encarnara y abriera para el mundo las compuertas celestes de la salvación, ahora nos toca a cada uno de nosotros hacer realidad este milagro; somos nosotros quienes debemos anunciar al mundo que Jesús debe ser una presencia activa en todos los hogares y en todos los corazones.

De la misma manera que María presentó a Jesús, presentémoslo nosotros también a nuestros familiares y amigos, para que la Navidad recobre toda la fuerza espiritual de la alegría de tener entre nosotros a Cristo.

Salmo responsorial
(Sal 1 Sam 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd)
R/ Mi corazón se alegra
en Dios, mi salvador.
  • Mi corazón se alegra en el Señor, en Dios me siento yo fuerte y seguro. Ya puedo responder a mis contrarios, pues eres tú, Señor, el que me ayuda. R.
  • El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza llenos. Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos; y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos. Siete veces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. R.
  • Da el Señor muerte y vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece, quien abate y encumbra. R.
  • El levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los príncipes en un trono glorioso. R.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 46-56)
Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.

En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.

Él hace sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.

Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Reflexión sobre el Evangelio

Este cántico del Magnificat, retrata perfectamente el alma de María, sus sentimientos, pero sobre todo, la conciencia que tiene de Dios. Nos presenta a una mujer que sabe perfectamente "en quién ha puesto su confianza".

María cree y espera en el Dios que salva a su pueblo, el Dios para el que nada es imposible, el Dios que cumple sus promesas, ante todo, el Dios que es amor, ternura y comprensión y que se hace historia en nuestra propia historia.

Sería, pues, importante en estos últimos días antes de la Navidad, que nos preguntemos, ¿cuál es la imagen que tengo de Dios? ¿Es nuestra imagen parecida a la que tenía María Santísima?

Navidad debe ser para cada uno de nosotros la celebración de la inserción de Dios en nuestra propia historia.

¿Nuestra experiencia de Dios y su salvación podría llevarnos a expresarnos de él de la misma manera que lo hace María Santísima?

Oración

Señor, encárnate en mí, es decir, llena incluso mi carne de ti, que yo sea fiel imagen tuya, que pueda llevarte a donde quiera que vaya y que la gente en mi entorno pueda descubrirte gracias a mi manera de actuar, de hablar, de vivir.

Acción

Hoy le presentaré a Jesús a alguna persona, le hablaré de lo bueno que es vivir con él.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo A, 2022-2023, Conferencia Episcopal de Costa Rica.