Tiempo Litúrgico: Navidad - Semana I.
Color del día: Blanco.
Sexto Día de la Octava de Navidad.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Colosenses (3, 12-21)
La vida en familia, de acuerdo con el Señor.
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.
Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales, y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.
Reflexión sobre la Primera Lectura
En este pasaje encontramos una serie de consejos que san Pablo da a la comunidad con el fin de que su cristianismo sea verdaderamente una vida de amor, no solo con Dios sino con cada uno de los hermanos. Centremos hoy nuestra atención en el saber soportarnos.
San Pablo, un hombre enraizado profundamente en el Espíritu, es un gran conocedor de la naturaleza humana y sabe que nuestro carácter, nuestros gustos pueden no solo ser diferentes a los de los demás hermanos, sino incluso contrarios. Nos damos cuenta de que en nuestras comunidades, sea en la escuela, en el trabajo o en nuestros propios barrios, nos relacionamos con personas las cuales, por su manera de ser o de pensar, a pesar de ser buenos cristianos, nos es difícil el convivir con ellos.
Por ello, san Pablo invita a la comunidad a saber "soportarlos" o tolerarlos, sabiendo que en esto se desarrolla el verdadero amor de Dios, que nos ama a todos de la manera como somos. No es una virtud fácil de adquirir, sin embargo, nuestro esfuerzo cotidiano y la gracia de Dios siempre rinden frutos. Hagamos de nuestras comunidades verdaderas extensiones del Reino de Dios poniendo nuestro granito de arena.
Salmo responsorial
(Sal 127, 1-2. 3. 4-5)
R/ Dichoso el que teme al Señor.
- Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. R.
- Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. R.
- Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (2, 13-15. 19-23)
Toma al niño y a su madre y huye a Egipto.
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño”.
Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno.
Reflexión sobre el Evangelio
Una de las figuras que no brilla mucho en el Evangelio y que por ello se tiende a menospreciar, es la figura de san José la cual, en realidad, tiene mucho qué decirnos a todos nosotros. En este pasaje que nos presenta la liturgia de hoy vemos no solo al fiel servidor de Dios, siempre dispuesto, como María, a hacer su voluntad, sino que podemos ver además, gracias a la estructura literaria, cómo su función es cuidar de lo más valioso que tiene Dios: su Hijo y la Madre de su Hijo. José es una persona responsable que sabe lo que se le ha encargado.
¿Cuántos de nosotros seremos como él? Pues Dios, a cada uno de nosotros nos ha encargado cosas muy importantes para Él. Nuestro cónyuge, nuestros padres, nuestros hijos, incluso nuestro trabajo con el cual contribuimos al progreso económico de nuestra sociedad, todas son cosas importantes para el Señor. Como a José, nos ha encargado que cuidemos de ellos.
Para ello debemos, como José, reconocer que son cosas importantes para Dios y que seguramente nos pedirá cuentas de lo que nos ha confiado, como claramente lo revelan las parábolas que Jesús contó sobre los administradores, para saber cómo hay que cuidarlas. La Palabra de Dios es el instrumento fundamental a través del cual, Dios nos indica el camino a seguir, como lo hizo con José.
El no tener contacto con la Sagrada Escritura es la principal causa de que lo que Dios ama y ha puesto en nuestras manos, se pierda o se arruine. Él sabe de nuestras incapacidades y por eso ha puesto en nuestras manos la Sagrada Escritura, de manera que en ella sepamos encontrar cómo tratar y cuidar al cónyuge, a los hijos y a los padres. Mucho más, si además de esto, Dios hubiera puesto a nuestro cuidado una comunidad o un ministerio, pues de todo ello deberemos responder como administradores que somos.
José no tuvo miedo de hacer cuanto se le pedía, no obstante que era, en principio, una empresa peligrosa y que lo desmembraba de su casa y de su nación. Para él, lo más importante era hacer la voluntad del Señor y cuidar de su familia. Debes estar atento a Dios y seguir con claridad lo que la Escritura dice, pues recuerda que, de todo lo que se te ha confiado, se te pedirán cuentas.
Oración
Señor, que tu Evangelio lo haga vida en mí para poder tener comunidades en donde se respire tu paz y armonía. Que siempre busque llenarme de tu amor para aguantarlo todo y soportarlo todo.
Acción
Desde hoy buscaré que en mi hogar, en mi trabajo o escuela se forme una verdadera comunidad, siendo agradecido con los demás.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo A, 2022-2023, Conferencia Episcopal de Costa Rica.