El equipo ciclista de Athletica Vaticana (Vatican Media)
07 agosto 2023
Tiziana Campisi y Mario Galgano – Ciudad del Vaticano
➤➤ Mientras disputaban la carrera reservada a los aficionados en el Campeonato del mundo de Gran Fondo, que se está celebrando en el Reino Unido, Rino Alberto Bellapadrona y Marcus Bergmann, de Athletica Vaticana, se vieron acompañados por algunas ciclistas. Entre ellas estaba Masomah Ali Zada, afgana, miembro de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional desde el 2022, que lleva años luchando para que las mujeres de su país puedan practicar deporte.
“Me preguntó si tenía agua en mi cantimplora, no tenía mucha pero se la di". Rino Alberto Bellapadrona, ciclista del Athletica Vaticana, junto con Marcus Bergmann en la ronda de aficionados del Campeonato del mundo del Gran Fondo que se celebra en Glasgow, Reino Unido, se sintió decepcionado al ofrecer sólo una botella de agua medio vacía a una de las chicas en bicicleta que se había parado durante la carrera. Se había fijado en su camiseta con las palabras "Uci (Unión Ciclista Internacional) Refugee" y se dio cuenta de que era una refugiada, así es que preguntó a la ciclista de dónde era. “Afganistán", respondió ella.
"Continuamos nuestra carrera y en un determinado momento nos dimos cuenta de que la chica se estaba alejando, por lo que decidimos, con mi compañero, esperar y ayudar a los que estaban en dificultades en ese momento", relata Bellapadrona. "Este es uno de los principios fundamentales que tenemos como Athletica Vaticana, porque no vamos para ganar”. Sí, porque los atletas de la Santa Sede participan en las carreras para llevar el mensaje del Papa: el de la inclusión, la fraternidad, la amistad y la comunión.
"Si vienes con nosotros, te acompañaremos hasta la meta" fue la propuesta de los dos atletas, que convencieron así a la ciclista a seguirlos hasta la meta.
Masomah Ali Zada, ciclista refugiada del equipo olímpico
Sólo al final de la carrera, cuando la chica se quitó el casco, los ciclistas de Athletica Vaticana, charlando con ella, la reconocieron. Esta ciclista era Masomah Ali Zada. La joven, de 27 años, huyó de su país cuando era niña y pasó su infancia exiliada en Irán.
De vuelta a Kabul, asistió al instituto y a la universidad, estudió deportes y también fue profesora de deportes. A pesar de la desaprobación de los más conservadores de la sociedad iraní, se aficionó al ciclismo con otras mujeres y más tarde entró a formar parte del equipo nacional de ciclismo.
En el 2016, abandonó Afganistán y solicitó asilo en Francia. Participó para el equipo olímpico de refugiados en la prueba con cronómetro de Tokio 2020 y se convirtió en miembro de la Comisión de atletas del Comité olímpico internacional en el 2022.
“Ella lucha también para que las mujeres de su país puedan hacer deporte – afirmó Bellapadrona – que es lo que está haciendo la Uci para que las mujeres puedan hacer ciclismo. Nosotros, como Athletica Vaticana, queremos ayudar a las personas más débiles y el ciclismo es uno de los deportes más representativos en estos términos, ya que el apoyo a los atletas en dificultad, en el sprint, o durante la carrera, es mucho más evidente”.
Los ciclistas de Athletica Vaticana-Vatican Cycling (Vatican Media)
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