Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 1 de mayo de 2025.


Tiempo Litúrgico: Pascua. Semana II.
   Color del día: Blanco.  

Memoria libre: San José obrero.

Antífona de entrada
Cf. Sal 67, 8-9

Oh, Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, guiándolos y acampando con ellos, la tierra tembló, el cielo destiló. Aleluya.

Oración colecta

Oh, Dios, que estableciste el sacrificio pascual para la salvación del mundo, sé propicio a las súplicas de tu pueblo, para que Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote que intercede en favor nuestro, nos reconcilie por aquello  que le asemeja a nosotros y nos absuelva en virtud de su igualdad contigo. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Testigos de esto somos nosotros
y el Espíritu Santo

Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles 5, 27-33

En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo: «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».

Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen».

Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Qué diferente modo de pensar de estos primeros seguidores de Jesús y de muchos de los que hoy nos decimos discípulos del Resucitado.

Para ellos la Palabra de Jesús era verdaderamente Palabra de Dios, por lo que no se ponía ni en duda ni en discusión, y cuando llegaba el momento en que se tenía que decidir y tomar partido, eran claros: "Primero debemos obedecer a Dios y luego a los hombres", aunque esto les pudiera costar la vida.

Hoy, no sólo se discute si es o no posible vivir los mandamientos (o algunos de ellos), sino que, por la manera de actuar, para muchos, el Evangelio no pasa de ser "otra opinión". Esto, lógicamente, hace que cuando se tiene que tomar partido o decidir entre los valores del Evangelio y los del mundo, la balanza se incline hacia el mundo.

Producto de esto es toda la injusticia que vivimos en nuestra sociedad, la falta de compromiso social, y la frialdad en muchos cristianos. Es necesario pedirle al Espíritu Santo que vitalice en nosotros el celo por el Evangelio y que fortalezca nuestra voluntad para que, como los apóstoles, podamos hacer siempre la voluntad de Dios, aunque ésta no agrade a aquellos con los que convivimos.

Salmo responsorial
Sal 33, 2 y 9. 17-18. 19-20

R. El afligido invocó al Señor,
y él lo escuchó.
  • Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.
  • El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R.
  • El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. R.

Aclamación antes del Evangelio
 Jn 20, 29

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Porque me has visto, Tomás, has creído – dice el Señor -; bienaventurados los que crean sin haber visto. R.

EVANGELIO
El Padre ama al Hijo y todo
lo ha puesto en su mano

Lectura del santo Evangelio
según san Juan 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.

El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Es interesante el binomio que utiliza San Juan en este pasaje. Fijémonos que dice: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida". De manera que no basta creer, sino que es necesario obedecer.

Esto lo refiero pues hay algunos hermanos que dicen: "Yo creo en Dios, incluso yo creo en Jesucristo pero "no voy a misa"; o algunos otros: "Yo soy un buen cristiano, pero en lo que se refiere a mis negocios, sigo la "ley del más fuerte". Este abismo que se va creando entre fe y vida, entre creer y obedecer es el que hace que la resurrección de Cristo no se manifieste con fuerza en muchas comunidades.

Es esencial creer, pero esto es fundamentalmente un don de Dios (pues quién puede creer que un hombre resucitó hace dos mil años y aún está vivo, si no es porque Dios se lo atestigua en el corazón); sin embargo, obedecer es una respuesta libre de nuestra voluntad a la fe en el Resucitado.

Jesús nos probó que es Dios resucitando, probémosle que realmente creemos en su resurrección y en él mismo, llevando una vida conforme al Evangelio. Creo que es justo, ¿no?

Antífona de comunión
Mt 28, 20

Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos. Aleluya.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en nosotros los frutos del Misterio pascual e infunde en nuestros corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Enséñame, Señor, por la acción de tu Espíritu Santo, a tener siempre la disposición de obedecerte; que mi corazón tenga esa tendencia natural de buscar lo que es correcto a tus ojos y de descubrir tu querer. Mi vida te pertenece, Dios mío, por eso te pido tu gracia para vivir siempre conforme a tu voluntad.

Acción

Buscaré aquella cosa que sé que a Dios le agrada y que a mí tanto me cuesta hacerla y la haré en este día.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).