Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XVI - Feria.
Color del día: Verde.
Memoria libre: San Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia.
Antífona de entrada
Acuérdate, Señor, de tu alianza, no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa, no olvides las voces de los que te buscan.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Así sabrán que yo soy el Señor,
cuando me haya cubierto de gloria
a costa del faraón
Lectura del libro del
Éxodo 14, 5-18
En aquellos días, comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado, y el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron: «¿Qué hemos hecho? Hemos dejado escapar a Israel de nuestro servicio».
Hizo, pues, preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos carros escogidos y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales.
El Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los hijos de Israel, mientras éstos salían triunfantes.
Los egipcios los persiguieron con todos los caballos y los carros del faraón, con sus jinetes y su ejército, y les dieron alcance mientras acampaban en Piajirot, frente a Baalsefón.
Al acercarse el Faraón, los hijos de Israel alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de ellos, quedaron sobrecogidos de miedo y gritaron al Señor.
Dijeron a Moisés: «¿No había sepulcros en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto?; ¿qué nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en Egipto: “Déjanos en paz y serviremos a los egipcios; pues más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto”?».
Moisés respondió al pueblo: «No temáis; estad firmes, y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad tranquilos».
El Señor dijo a Moisés:
«¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros, y me cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, de sus carros y de sus jinetes».
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
La Escritura dice que el faraón endureció su corazón, sin embargo, quienes somos duros de corazón y ciegos somos nosotros, el pueblo amado de Dios. Los Israelitas ya habían visto de qué manera Dios los había hecho salir de Egipto; habían visto todas las proezas que Dios había realizado delante de los egipcios. Sabían ahora que su Dios era un Dios inmensamente poderoso. Aún así, se ponen a reclamar a Moisés, (aunque de hecho es a Dios a quien reclaman): "Estábamos mejor como esclavos".
Para nosotros, el nuevo pueblo de Dios, Dios nos manifestó su gran poder resucitando a Cristo, pero no sólo eso, sino que lo continúa haciendo en la Iglesia y en la vida de cada uno de nosotros.
Si revisamos nuestra propia historia encontraremos las huellas del Dios poderoso que nos salva, que nos ha salvado y que continuará haciéndolo hasta que un día podamos participar con él de la eternidad. Sin embargo, debemos ser conscientes que la libertad, aunque es un don de Dios, exige trabajo y esfuerzo por parte de nosotros.
Jesús nos ha hecho libres para vivir en su amor, y su poder estará siempre con nosotros para ayudarnos a cruzar el mar de la vida. No tengamos miedo, aprendamos a confiar totalmente en Aquel que es infinitamente más grande y poderoso de lo que podemos imaginar. Si delante de ti está hoy el mar y por tu espalda se aproximan tus enemigos, dile al Señor: "Yo confío en ti, pues si una vez lo hiciste por ellos, ahora lo harás también por mí".
Salmo responsorial
Ex 15, 1-2. 3-4. 5-6
R. Cantaré al Señor,
gloriosa es su victoria.
- Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor. Él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.
- El Señor es un guerrero, su nombre es «El Señor». Los carros del faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
- Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es magnífica en poder, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.
Aclamación antes del Evangelio
Cf. Sal 94, 8a. 7d
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor. R.
EVANGELIO
Cuando juzguen a esta generación,
la reina del Sur se levantará
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver un signo tuyo».
Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Hoy en día, todavía nuestra generación busca de Jesús una señal prodigiosa para creer: "Señor sana a mi hijo", "Señor, que consiga un buen trabajo", "Señor, ...".
Lo triste del asunto es que después de recibir la señal, no bastándonos la prueba y señal eclatante de su resurrección, la respuesta de fe de muchos de nuestros cristianos es insignificante. ¿Cuántas veces hemos recibido lo que hemos pedido?
Y, ¿cómo ha sido nuestra respuesta después de haberlo recibido? Después de que Jesús nos ha dado la muestra de su amor, la fe no se desarrolla. Por unas semanas vamos a misa o hacemos algo más de lo que hacíamos, pero rápidamente se nos olvida y la conversión no crece, no madura.
No seamos de los que buscan a Jesús por sus milagros y las muestras de su amor, sino más bien de los que buscan al Señor de los milagros para rendirle nuestro amor.
Antífona de comunión
El pan que yo les daré, es mi carne para la vida del mundo, dice el Señor.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Gracias, Señor, por tantas obras maravillosas que has hecho en mi vida. Hoy te pido que me enseñes a abrir las aguas de mi egoísmo, las aguas de mi soberbia, de mi temor, de mi falta de fe; y que me enseñes a pasar por en medio de ese mar de maldades sin mojarme, sin mancharme de ello.
Acción
Hoy pensaré en la gloriosa libertad de los hijos de Dios y daré gracias por las veces que me ha librado de mi enemigo.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
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