Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Lunes, 11 de agosto de 2025.

Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XIX.
   Color del día: Blanco.  


Antífona de entrada

Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida.

Oración colecta

Dios nuestro, que misericordiosamente condujiste a santa Clara al amor por la pobreza, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo en pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Circuncidad vuestros corazones.
Amaréis al emigrante,
porque emigrantes fuisteis

Lectura del libro del
Deuteronomio 10, 12-22

Moisés dijo al pueblo:

«Ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor, tu Dios, sino que temas al Señor, tu Dios, siguiendo todos sus caminos, y que le ames y que sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando los preceptos del Señor y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien?

Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita. Mas solo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.

Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz, pues el Señor, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni acepta soborno, que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido. Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te adherirás a él, en su nombre jurarás.

Él es tu alabanza y él es tu Dios, que hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo».

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

En este rico pasaje de la tradición Deuteronomista, encontramos de nuevo el centro de la vida del pueblo: la alianza de amor entre Dios y su pueblo.

En esta alianza, que se ha perfeccionado por la Sangre de Cristo constituyéndose en nueva y eterna, y de la cual participamos por nuestro bautismo, se nos pide lo mismo que a los israelitas: amar con todo el corazón y con toda el alma a Dios.

Sería bueno que hoy pensáramos si verdaderamente nosotros estamos CUMPLIENDO LO QUE SE NOS PIDE. ¿Podrías decir que amas a Dios con todo tu corazón y con toda tu alma? Antes de responder, recuerda que, como dice nuestro refrán mexicano: "amor son obras y no buenas razones". 

¿Podrías, entonces, decir que tus obras muestran a Dios que lo amas con todo tu corazón y con toda tu alma? Un amor que no se manifiesta, no es verdadero amor, sino más bien conveniencia. El amor, como dice Pablo, lo cree todo, lo espera todo, lo soporta todo, lo da todo.

Muéstrale a Dios que lo amas: dedícale tiempo (ora), visítalo (está en todos los Sagrarios), sírvelo (está en todos los pobres), atiéndelo (está en tus hijos, tu cónyuge y en tus padres), apártate del pecado que lo ofende; de esta manera tus palabras de amor serán congruentes con tus obras.

Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
  • Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión. Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
  • Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz. R.
  • Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. 2 Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R.

EVANGELIO
Lo matarán, pero resucitará.
Los hijos están exentos de impuestos

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».

Ellos se pusieron muy tristes.

Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».

Contestó: «Si».

Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».

Contestó: «A los extraños».

Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Últimamente he pensado mucho en la llamada universal a la santidad. Es que es algo que te toca a ti y a mí por igual; al niño que apenas empieza a vivir, al adolescente que está encontrándose, al joven que se quiere comer el mundo, al adulto que ya medio se acomodó, al adulto mayor que ya vivió la mayor parte de su vida, al monje, al sacerdote, la consagrada, al obispo, a la monja, al mismo Santo Padre. A todos nos toca vivir esa santidad. 

Hoy Cristo nos habla de pagar los impuestos. ¿Qué tiene que ver esto con la santidad? Hay una definición de la santidad que a mí, en lo personal, me ha ayudado mucho toda mi vida: ‘La santidad es vivir con paciencia y perfección, los deberes del estado de vida al que Dios te llama hoy'. A decir verdad, esos dos primeros adjetivos ya lo complican todo: paciencia y perfección. Los deberes de tu estado de vida: los impuestos.

Es decir, el hijo como hijo, el hermano como hermano, el estudiante como estudiante, la mamá como mujer, esposa y madre; el sacerdote como sacerdote: vivir con paciencia y perfección, lo que nos toca vivir hoy, sabiendo que Jesús va a proveer, como proveyó para ese impuesto, ¿verdad? Ve al pescado, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Él me va a dar lo que necesito hoy. 

Nos dice el padrenuestro: ‘danos hoy nuestro pan de cada día’. Y vivir en perfección no es no equivocarse, sino es dar lo mejor que tú puedas hoy; hoy dar tu cien. Te invito hoy a dar el 100 y a hacerlo con una sonrisa. 

Antífona de comunión
Cf. Mt 25,6

Ya viene el esposo; salgan al encuentro de Cristo, el Señor.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Alimentados por la participación de este divino don, te rogamos, Señor Dios nuestro, que, a ejemplo de santa Clara y llevando en nuestro cuerpo los padecimientos de Jesús, nos esforcemos por adherirnos sólo a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Padre bueno, que me amaste antes de que yo pudiera responderte, te doy las gracias por todo lo que, en tu infinito amor, me has dado: la vida, mis padres, mis seres amados y cuanto necesito para vivir.

Ayúdame a ser agradecido y a merecer todas las cosas hermosas que me brindas y a mostrarte mi gratitud en mi vida de cada día.

Acción

Dedicaré algunos momentos de mi día a dar gracias a Dios por todas las cosas buenas que tengo y que a él le debo.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).