Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Jueves, 14 de agosto de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XIX.
   Color del día: Rojo.  


Antífona de entrada
Cf. Mt 25, 34. 40

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor. Yo les aseguro que, cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

Oración colecta

Dios nuestro, que llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo al presbítero y mártir san Maximiliano María Kolbe, inflamado en amor a la Virgen Inmaculada, concede, propicio, que, por su intercesión, trabajando esforzadamente por tu gloria al servicio de los hombres, podamos asemejarnos a tu Hijo hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
El Arca de la Alianza del Dueño va
a pasar el Jordán delante de vosotros

Lectura del libro de
Josué 3, 7-10a. 11. 13-17

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú dales esta orden a los sacerdotes portadores del Arca de la Alianza: “En cuando lleguéis a tocar el agua de la orilla de Jordán, deteneos en el Jordán”».

Josué dijo a los hijos de Israel: «Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios».

Y añadió: Así conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el Arca de la Alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros.

Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el Arca del Señor, Dueño de toda la tierra, pisen el agua del Jordán, la corriente de agua del Jordán que viene de arriba quedará cortada y se detendrá formando como un embalse».

Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza caminaron delante de la gente.

En cuanto los portadores del Arca de la Alianza llegaron al Jordán y los sacerdotes que la portaban mojaron los pies en el agua de la orilla (el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega), el agua que venía de arriba se detuvo y formó como un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adán, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba hacia el mar de la Arabá, el mar de la Sal, quedó cortado del todo.

La gente pasó el río frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras todo Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Somos tan débiles, que necesitamos tener siempre la certeza de que alguien más poderoso que nosotros está siempre listo para ayudarnos. Esta es la base de todas la alianzas humanas: la seguridad. Dios, que nos ha creado, sabe de esta debilidad y por ello ya desde el AT realizó una alianza con su pueblo de manera que el pueblo, teniendo a Dios como aliado, se supiera seguro y viviera en paz.

Sin embargo, aún la debilidad humana, busca no solo saber sino experimentar esta protección, estar convencido de que la presencia y protección del Aliado es una realidad. Por ello vemos cómo, desde Abraham hasta nuestros días, Dios ha manifestado de muchas maneras esta presencia y protección.

Con signos como los que hoy nos relata este pasaje de la Escritura, el pueblo se fue convenciendo de que la presencia de Dios es real y actuante. Si observas con cuidado cada uno de tus días y, en general tu historia, sobre todo en los momentos más difíciles, encontrarás en ellos la presencia del "Dios que Salva", del Dios amor que busca tu paz, tu seguridad y tu felicidad. Responde a este amor con amor y generosidad todos los días de tu vida.

Salmo responsorial
Sal 113A, 1-2. 3-4. 5-6

R. Aleluya.
  • Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio. R.
  • El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos. R.
  • ¿Qué te pasa, mar, que huyes, a ti, Jordán, que te echas atrás? ¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos? R.

Aclamación antes del Evangelio
Sal 118, 135

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus decretos. R.

EVANGELIO
No te digo que perdones hasta siete
veces, sino hasta setenta veces siete

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Nuevamente, el Evangelio, además de narrar la parábola con la que Cristo enseñaba a sus compañeros, se dirige a ti y a mí. En efecto, somos nosotros a los que el Señor nos ha perdonado una y otra vez todos nuestros egoísmos, idolatrías y pecados, porque todo pecado en el fondo es un idolatría. Y toda decisión que tomamos sin estar en sintonía con Cristo implica desviarnos del camino al cielo. Pero el Señor nos perdona 70 veces siete; nos perdona siempre que nos arrepintamos y le pidamos perdón.

Y como el modelo de todo comportamiento verdaderamente humano es Dios mismo, a través de este pasaje evangélico, Jesús nos deja en claro que no podemos vivir la vida cargando rencores y resentimientos. Y es que, además de la tendencia natural a conservar la herida y recurrir a ella, eventualmente, cada vez que sucede algo parecido, necesitamos reconocer que en estos tiempos históricos está de moda hacerse la víctima.

Y hay muchas pseudo filosofías y corrientes psicológicas que exageran ese punto, que vuelven al trauma y no te hacen sanar, sino que te vuelven experto en echar culpas y acrecentar rencores. Y todos nosotros somos hijos de nuestro tiempo, por lo que tenemos que estar atentos para identificar estas influencias en nuestras relaciones y en nuestro corazón.

Tenemos que perdonar de entrada porque es un mandamiento de Jesucristo y un compromiso que adquirimos; además, cada vez que rezamos el padrenuestro pedimos misericordia al Padre de los cielos. En efecto, el rey te dice hoy a ti: ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? De tu compañero o de tu padre o madre, de tu hermano o ex-amigo o del que te ha hecho daño o te ha defraudado, de tu esposo o esposa y de tus hijos ingratos.

Y es que Dios no te pide perdonar porque sea justo o porque el otro se lo merezca, porque el perdón no depende de la virtud o bondad de aquel que lo solicita, sino de la virtud o bondad de aquel que lo da. El perdón es un don que va más allá de lo justo. Pero seamos honestos, ni tú ni yo somos tan virtuosos como para perdonar a todo el que nos ofende.

Pero si tú, como yo, reconoces la ilimitada misericordia que Dios ha tenido contigo cada vez que le regresas la mirada o atención, entonces tu perdón tendrá su origen en el perdón que Dios mismo te ha conferido una y otra vez. Y es que solo partiendo de la conciencia plena de ser perdonado continuamente sin merecerlo, podrás hacer tú lo mismo.

Podrás canalizar el perdón de Dios o dicho de otra forma, podrás perdonar con el perdón de Dios. Busca en tu corazón, identifica a aquellas personas a las que les guardas rencor. Haz memoria de la misericordia que has recibido de parte de Dios y haz tú lo mismo con quienes te han ofendido.

Antífona de comunión
Jn 15, 13

Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos, dice el Señor.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Te pedimos, Señor, que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos inflame aquel mismo fuego de caridad que san Maximiliano María recibió de este sagrado banquete. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Señor, tú siempre has sido maravilloso en mi vida, cuando he estado a punto de sucumbir, siempre actúas portentosamente y me rescatas, tú me afirmas delante de la gente y es por eso, y principalmente porque te amo, que te ofrezco todo en mi vida, y cada logro que consiga, que sea para darte gloria a ti, Dios de los cielos.

Acción

Hoy, a manera de testimonio, buscaré a una persona a quien compartirle lo bueno y poderoso que Dios ha sido en mi vida.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).