Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Sábado, 18 de octubre de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXVIII.
   Color del día: Rojo.  


Antífona de entrada
Is 52, 7

Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación.

Gloria

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

Oración colecta

Señor Dios, que elegiste a san Lucas para que revelara, mediante su predicación y sus escritos, el misterio de tu predilección por los pobres, concede, a quienes ya nos gloriamos de llevar tu nombre, tener siempre un solo corazón y una sola alma, y que todos los pueblos lleguen a descubrir tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo

PRIMERA LECTURA
Lucas es el único que está conmigo

Lectura de la 2ª carta del apóstol
san Pablo a Timoteo 4, 10-17b

Querido hermano: 

Demas me ha abandonado, enamorado de este mundo presente, y se marchó a Tesalónica; Crescente a Galacia; Tito, a Dalmacia; Lucas es el único que está conmigo. Toma a Marcos y tráetelo contigo, pues me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso.

El manto que dejé en Tróade, en casa de Carpo, tráelo cuando vengas, y también los libros, sobre todo los pergaminos.

Alejandro, el herrero, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le dará el pago conforme a sus obras. Guárdate de él también tú, porque se opuso vehementemente a nuestras palabras.

En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!

Más el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

En la primera lectura, San Pablo nos pone de manifiesto sus luchas, sentimientos y su convivencia con los hermanos que le acompañan y le siguen en el camino de la fe. También, reiteradamente, reconoce cómo la fuerza de Dios ha estado con él en todas sus dificultades, confiando plenamente en el Señor y destacando que Él es el único que puede realizar una verdadera justicia, porque la de los hombres es frágil y limitada por culpa del pecado.

No obstante, San Pablo conserva un corazón limpio, ya que, por la gracia del Señor supo perdonar y continuar proclamando el Evangelio a todas las naciones. Simplemente, debemos acogernos con delicadeza, cariño, respeto cristiano, como el mismo Señor nos acoge tal y como somos.

¡Qué gratificante es perdonar, disculpar y amar! No nos debemos desanimar a la hora de dar testimonio como cristianos, con valentía, porque ante las contrariedades, Jesús siempre estará con nosotros y pondrá en nuestro corazón y en nuestros labios lo que debemos decir.

Salmo responsorial
Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18

R. Tus santos, Señor,
proclaman la gloria de tu reinado.
  • Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
  • Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R.
  • El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. Jn 15, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Yo os he elegido del mundo – dice el Señor -, para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. R.

EVANGELIO
La mies es abundante
y los obreros pocos

Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: «El reino de Dios ha llegado a vosotros»».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

En este pasaje evangélico se refleja o se deja entrever, que el Señor confía más en nosotros, que nosotros en Él, ya que, sin mucha preparación y con bastantes limitaciones, envía a sus discípulos como embajadores suyos, para predicar la “Buena Noticia”.

Aunque, la mies es abundante y los obreros pocos, el Señor sigue pidiendo que confiemos en Él, porque la obra de la salvación es suya, no obstante, no quiere hacerla sin sus instrumentos, que somos cada uno de nosotros; tampoco desea que nos apoyemos en nuestras seguridades, sino sólo en Él, aún en medio de la oscuridad, el peligro, el hambre o la dificultad, porque Él está por encima de todos estos obstáculos.

Anhela y espera que nos lancemos a sus brazos providentes y misericordiosos y nos pongamos en camino, sin descentrarnos ni distrayéndonos con nada que pueda dificultar esta predicación de la persona de Jesucristo.

El anunciar a Jesucristo, su Evangelio, es un mandato, un envío, no vamos por propia iniciativa ni tampoco vamos a donde pretendemos o de la manera que queramos. El Señor nos pide ir de dos en dos, en Comunidad, nunca en solitario.

Unos de los mayores distintivos de los seguidores del Señor, es que tienen paz en ellos y crean paz a su alrededor. Cuando sientes tristeza, zozobra y angustia es que el demonio acecha para perderte y para que desconfíes del Señor.

Un verdadero cristiano no exige nada, sino que acoge y da con gratitud, porque sabe que todo es don de Dios, no una recompensa a su esfuerzo y sacrificio. Si esto lo vivimos en plenitud, dejando al Espíritu Santo, que siga haciendo su obra en cada uno, entonces, el Reino de Dios ha llegado a nosotros.

Antífona de comunión
CF. Lc 10, 1-9

El Señor envió a sus discípulos a anunciar por todos los pueblos y lugares: Ya está cerca de ustedes el Reino de Dios.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Concédenos, Dios todopoderoso, que los dones recibidos de tu santo altar nos santifiquen y nos fortalezcan en la fe del Evangelio, que san Lucas predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Frailes Dominicos de España, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).