Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXIX - Feria.
Color del día: Verde.
Memoria libre: San Pedro de Alcántara, fraile.
Antífona de entrada
Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé cuando me llamen en cualquier tribulación, y siempre seré su Dios.
Oración colecta
Señor Dios, que has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de todo lo mandado en tu santa ley, concédenos que, cumpliendo tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Está escrito por nosotros,
a quienes se nos contará:
nosotros, los que creemos en él
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos 4, 20-25
Hermanos:
Abrahán, ante la promesa divina no cedió a la incredulidad, sino que se fortaleció en la fe, dando gloria a Dios, pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete; por lo cual le fue contado como justicia.
Pero que “le fue contado” no está escrito solo por él; también está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor Jesús, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Palabra de Dios.
Reflexión sobre la Primera Lectura
De nuevo san Pablo presenta de forma categórica cómo la fe es el pilar donde está cimentada toda nuestra vida cristiana. Es, pues, necesario creer con firmeza que en Jesús está la respuesta a todas nuestras angustias, a nuestras ansiedades; que en él hay vida y vida en abundancia.
Es triste ver cómo nuestro mundo, cubierto por la sombra del pragmatismo, no cree. Dice tener fe pero en realidad no la tiene, pues creer es confiar y dejarlo todo en las manos de Jesús.
En el pasaje que cita san Pablo vemos que la fe de Abraham se manifiesta en sus acciones. Dios primero le dice: "deja tu tierra y ponte en camino a la tierra que yo te mostraré". Y, confiado en esa Palabra, Abraham se pone en camino, sin ni siquiera saber hacia dónde iba. Deja sus seguridades y se deposita en la confianza plena del Señor.
Si nosotros decimos tener fe, debemos obrar de la misma manera: sin preguntas, sin objeciones; con la certeza de que es en las manos de Dios en las que estamos dejando nuestros proyectos, nuestra familia, todo lo que tenemos y somos.
Con una fe como esta, es como nosotros podemos llegar realmente a ser testigos del amor de Dios, y a llevar una vida serena y en armonía con nosotros mismos y con los demás.
Salmo responsorial
Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.
- Suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. R.
- Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando “la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza”. R.
- Y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. R.
Aclamación antes del Evangelio
Mt 5, 3
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. R.
EVANGELIO
¿De quién será lo que has preparado?
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha».
Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Hay que centrarnos en la última frase de estas palabras de Jesús: ‘aquello que vale ante Dios’. Muchas veces vamos acumulando cositas o quizá pasamos la vida trabajando para ser más ricos. Pero hoy Cristo nos invita a ser ricos de las cosas que realmente valen, lo que vale ante Dios, lo que tendrá valor en el Cielo.
Creo que está de más mencionar qué es lo que vale ante Dios, pero, por si acaso, hay algún despistado por ahí. ¿Qué es lo que vale ante Dios?: amor, servicio, respeto, justicia, bondad, amistad.
Quisiera invitarles a hacer el ejercicio de acumular bienes. Últimamente, hemos visto, ¿verdad? el boteo de los jóvenes o adolescentes que salen para pedir para su equipo de fútbol, para el Teletón, para todo tipo de actividades, ¿verdad? Se llama ir a botear, para pedir ayuda, ¿no?
Pues yo les invito a que nosotros tengamos esa alcancía para el Cielo, que boteemos para el Cielo: todos los días un acto de amor, una monedita; todos los días un acto de servicio, otra monedita; todos los días una sonrisa, otra monedita; perdonar a alguien de corazón, monedita; tiempo de calidad con los míos, monedita; son tiempos duros para la economía, para la economía del Cielo.
Podríamos decir lo mismo para la economía celestial. Hay que trabajarle para salir adelante, hay que estirar el corazón y salir a botear para tener una alcancía llena que me abra las puertas del Cielo, que me alcance para llegar al Cielo. Hoy salgamos a botear. Echemos una monedita en la alcancía del Cielo.
Antífona de comunión
Tú promulgas tus preceptos para que se observen con exactitud. Ojalá que mi conducta se ajuste siempre al cumplimiento de tu voluntad.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
A quienes alimentas, Señor, con tus sacramentos, confórtanos con tu incesante ayuda, para que en estos misterios recibamos el fruto de la redención y la conversión de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración
Señor, cuántos proyectos de vida hemos dejado inconclusos y, en ocasiones, muchos otros sin haberlo intentado, simplemente por no tener fe, por temor a perderlo todo. Que deje yo actuar al Espíritu Santo para que pueda confiar más en tu palabra, aunque no vea con claridad hacia dónde me diriges o qué es lo que me pides.
Acción
Cada mañana agradeceré al Señor todo lo que tengo, estas cosas las pondré en sus manos y le diré, como Job: "El Señor me lo dio todo, el Señor me lo quitó".
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).
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