Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Lunes, 27 de octubre de 2025.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXX - Feria.
   Color del día: Verde.  


Antífona de entrada
Sal 104, 3-4

Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Habéis recibido un Espíritu de adopción,
en el que clamamos: «¡Abba, Padre!»

Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos 8, 12-17

Hermanos:

Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.

Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».

Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Uno de los capítulos más esperanzadores de la Sagrada Escritura podría ser el que estamos leyendo, pues en él san Pablo nos presenta el antídoto contra la acción del pecado, la gracia, la cual nos viene por la inhabitación del Espíritu Santo. Es en realidad él, quien siendo Dios, tiene la fuerza para vencer nuestras debilidades y con ello mantenernos en total comunión con el Padre.

Es el Espíritu Santo quien, por otro lado, testifica desde lo más profundo de nuestro corazón que somos hijos de Dios, lo que nos hace sentirnos amados aún en las circunstancias más difíciles de nuestra vida. Este Espíritu lo hemos recibido todos los bautizados, pero desafortunadamente no todos lo hemos dejado desarrollarse en nuestra vida.

La falta de oración y de contacto con la Escritura, la poca o apresurada práctica de los sacramentos van causando un anquilosamiento del Espíritu, lo que provoca una gran debilidad espiritual que no resiste los embates del pecado. Y en las circunstancias difíciles de nuestra vida no permite que nos sintamos amados, lo que provoca, en no pocas ocasiones, angustia y soledad.

Es momento de ir tomando más gusto por una vida espiritual más profunda enraizada en la oración, la lectura y meditación de la palabra de Dios y los sacramentos. Dale lugar al Espíritu y tu vida estará llena de felicidad.

Salmo responsorial
Sal 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21

R. Nuestro Dios es un Dios que salva.
  • Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian. En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R.
  • Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R.
  • Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación. Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Tu palabra, Señor, es verdad santifícanos en la verdad. R.

EVANGELIO
A esta, que es hija de Abrahán
¿no era necesario soltarla de tal
ligadura en día de sábado?

Lectura del santo Evangelio
según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.

Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.

Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad».

Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».

Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre y lo lleva a abrevar?

Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».

Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

Jesús es un revolucionario. Quizá es por eso lo que me enamora cada día más de Él. Rompe la ley del Sábado, va contracorriente, dice las cosas de frente. Pero lo más importante de toda esa revolución, diría San Juan Pablo II, es la revolución del amor.

Esa revolución que pone al centro de todo, incluso de la ley, al ser humano, al otro, al amor. Jesús ante una persona enferma, no se puede contener, aunque sea sábado, es que para el amor no hay días, no hay tiempo y se echa en contra a los fariseos, crea muchos enemigos, pero para Él, la persona es lo más importante y el amor siempre vence. 

Hoy vemos a una mujer encorvada que tiene la gracia de escuchar: ‘mujer, quedas libre de tu enfermedad’. Esa joroba la había empequeñecido, le pesaba, le privaba de poder realizar con destreza su trabajo, la mantenía en constante dolor. Si nosotros tuviéramos alguna enfermedad física, y escuchamos cómo Jesús nos dice: ‘Quedas libre de tu enfermedad’.

Y sí, quizá el Señor te concede el milagro de la sanación, pero si no, nos cura el alma para vivir el dolor con elegancia, para ofrecerlo, nos libra de vivir con la queja del porqué, por qué a mí y nos invita más bien a preguntarnos ¿para qué y para quién?, y ofrecerlos. Pero si gozamos de buena salud, ¿de qué joroba nos tiene que liberar hoy Jesús? 

¿Qué es lo que me ata para hacer mi trabajo? ¿para gozar la vida? ¿Cuál es esa joroba que me apoca, que me achica, que me impide vivir la vida? Quizá el egoísmo, la vanidad, el orgullo, el materialismo, la superficialidad, alguna pena moral, algún rencor, ese pasado que no puedo olvidar. ¿Qué es aquello que tanto me pesa?

No olvidemos que para Jesús, lo más importante es el amor y el amor se demuestra con obras. Dejémonos interpelar por Él, por el mismo Cristo que nos dice: ‘mujer, quedas libre de tu enfermedad’. 

Salgamos fortalecidos con la cabeza en alto, seguros de que su amor nos puede liberar para verdaderamente amar. Vayamos nosotros a hacer lo mismo, salgamos a ayudar a toda persona. Y si no puedes ayudar a que su joroba desaparezca, sí puedes ayudar a que su carga sea más ligera. 

Hoy hay que vivir con una actitud mental positiva, vivir gozosos, sabiendo que el Señor nos quita el peso de aquello que llevamos en el corazón y nos invita a vivir amando, sirviendo, sonriendo.

Antífona de comunión

Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de nuestro Dios.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Si no te reflejo, mi Señor, si la gente no ve en mí a un hijo de Dios que se siente amado y abrazado por ti, es por mi falta de vida espiritual; soy una persona más que no sobresale del resto del mundo, prefiero tener una vida "tranquila" y evitar la persecución por causa de Cristo.

Acción

Haré todo lo que esté a mi alcance por estar en gracia para poder recibir a Jesús Eucaristía, y dejaré que la gracia de Dios, por medio del Espíritu Santo que habita en mí, me vaya transformando y que pueda transmitir la felicidad de ser hijo de Dios.

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, Id y Enseñad, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).